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Por Cicco. Lamento si daño su suceptibilidad, pero a mi entender no hay fiesta más lamentable, tóxica y rompedora de escroto que el carnaval. No estamos en Río ni Bahía, es decir, tampoco tenemos morenas que bailen como los dioses, ni una tradición musical que acompañe el festejo. Estamos en la primera D carnavalera. Ni siquiera tenemos la alegría en los genes necesaria para festejarlo. Y, por si fuera poco, existen siete razones intrínsecas a todo carnaval que hacen que, cuando llega, uno se inocule mala sangre y lo padezca.

1 - ¿Escuchó la música murguera? Todas suenan a Matador de Los Cadillacs tocadas por el gremio de los camioneros. Parece como si tomando un bombo y dos tamboriles es poco más lo que se puede hacer que una misma canción repetida hasta el hartazgo.

2 - El baile colectivo de las murgas parece inventado por un coreógrafo con epilepsia. El resultado es un conjunto de bailarines que metieron, al unísono, los dedos en el enchufe. Si eso es coreografía, yo soy Shakira.

3 - La espuma jode y sale cara. No es divertido recibir espuma en los ojos. No es divertido tampoco tirarlo porque cuesta un fangote el aerosol. Conclusión: ni tirarlo ni recibirlo. Quedarse en casa con aire acondicionado. Si quiere espuma, tómese una ducha y use champú. No joda a los demás.

4 - Las mejores mujeres viajan arriba de carruajes, con vallados y seguridad. No se haga ilusiones con esto. Las transmisiones en vivo de las comparsas suelen subrayar las nalgas y darles un primer plano. Pero en la vida real, las nalgas quedarán muy lejos de usted. Excepto, claro está, que trabaje de seguridad en el evento.

5 - Mucha gente y mucho alcohol, pésima combinación. Las grandes tragedias se desencadenan siempre por facilitarle a miles de tipos el acceso a las bebidas blancas.

6 - El rey Momo es feo y tiene obesidad mórbida. Si hay un peor ícono que el payaso Ronald McDonald, ése es el rey Momo. No tengo nada contra los obesos. Ni tampoco contra los reyes. Pero encarnar una celebración de baile y supuesta algarabía con un gordo destinado al sofá, es, como mínimo, desalentador.

7 – El carnaval es el mismo de siempre. Si espera romper la rutina visitando una comparsa en Entre Ríos, olvídese. Es lo mismo desde hace siglos. Es como ver un desfile de camiones de manzanas. Eligen siempre las frutas más bonitas, más redondas y  más tiernas para hacerlas pasar frente a sus ojos. Pero recuerde una cosa: siempre será otro el que le hinque el diente.