Por Cicco. Los medios se hicieron un festín con el video de la entrevista a Pierri, el abogado al que su hijo salió a desenmascarar a su propio cliente. Ja, qué risa. Ví la grabación varias veces, hasta que entendí algo. No fue la audacia del hijo el quit de la cuestión. Tampoco fue el papelón del pobre Pierri que, uno vaya saber, tal vez necesita clientes famosos como el portero Mangieri, más allá de una posible culpabilidad. Lo que, hasta ahora, nadie puso en foco fue el papel del conductor del programa.
La emisión se llama “Contámelo todo” y, como habrás sabido, Pierri fue acompañado de su familia. Si no viste el video, buscalo ya en you tube antes de seguir.
No conocía al conductor Leo Rosenwasser haciendo entrevistas, sólo recuerdo sus gags en Tinelli, 20 años atrás, cuando te birlaba el saludo y decía el célebre “oso”, replicado el domingo por un fiscal de mesa en Recoleta a Mauricio Macri. Me enteré que, dada la repercusión del videíto donde el hijo del letrado lo increpaba con un “pero boludo, mató a Ángeles”, el canal Metro había decidido reponer la entrevista. Sin embargo, ¿qué sucede en ese lapsus donde el nene delata a su padre? Todos vieron cómo Pierri le baja la mano y luego le pide silencio. Es entendible. Es su padre. Y, cómo no, la interrupción del chico es un pelotazo -otro- en la ingle de un caso cada vez, para él, más duro de levantar. Pero lo tremendo del episodio, no fue el blooper, fue la reacción del conductor. Cuando el chico volvió a la carga para decir: “yo sé cómo lo mataron”. Lo primero que se le ocurrió responder al ex Tinelli, fue: “Pero no lo digas, no lo digas, mi amor”. La pucha. ¿Dónde se vio semejante cosa? Es como si a un periodista una fuente le anunciara: “Esto que te voy a confesar es un secreto que puede terminar con el gobierno” y el periodista conteste tapándose los oídos: “No me cuentes, viejo, ¡ni lo quiero escuchar!” Estamos todos locos.
Será un oficio bastardeado el periodismo. Pero aún tiene su llama encendida. La diferencia sutil que se establece entre un ex cómico y un periodista que aprovecha cualquier cabo suelto para recogerlo hasta el final y conocer la verdad de la milanesa.
Por favor, dueños de los canales. No contraten más modelos ni humoristas para hacer periodismo. No les hace bien a nadie. Convóquenlos para programas de humor. No mezclen los tantos. Ese blooper quedará en la historia como el momento más desaprovechado en la historia de la televisión.
Pierri, claro, salió más tarde a dar su versión del asunto en cuanto medio le cruzó el micrófono. Dijo que no habla del caso con su hijo y que el chico solo opina por lo que ve en los medios. Pero el escandalete también salpicó a Rosenwasser, quien confesó lo inconfesable: "Con Miguel Ángel somos amigos hace 25 años por eso lo invité junto a su familia, cuando el chiquito dijo eso, no insistí sobre el tema. Capaz otro hubiera aprovechado para repreguntar algo, yo me siento feliz por mi actitud de buen hombre y de preservar a un niño". Así es, conductor y entrevistado eran amigos. En fin, es la única forma de entender por qué lo encubrió en lugar de seguir con las preguntas.
De cualquier forma, la explicación se queda corta. La producción invita y expone a un chico. Y luego, Rosenwasser no se toma el trabajo de quitarse las dudas porque, dice, quiere preservar al niño. Miro y miro el video. Y leo y releo la explicación. Y no la entiendo. Si fuera el dueño del canal, ya mismo le daría a Leo un programa de humor. Y pondría al hijo de Pierri de inmediato, a conducir el programa. Eso sería poner las cosas en su lugar.