Existe un documental llamado “Zeitgeist”, que circula gratuitamente en Internet y lo ven 70 mil personas por día –puede buscarlo en Google, incluye subtítulos en español-. Lo realizó un desconocido llamado Peter Joseph. El film picó tan alto en popularidad que le dedicaron un día mundial para debatirlo en instituciones públicas y ya preparan para octubre una secuela. Zeitgeist plantea tres cosas: 1) Jesús es una creación ficticia basada en el Dios Sol de los egipcios. 2) Los aviones no derribaron las Torres Gemelas durante el 11/9. Lo hizo una carga de dinamita escondida en la base del edificio. Y 3) Entre otras cosas, los bancos alientan las crisis y las guerras porque son de éstas, en última instancia, de donde obtienen sus mayores ingresos y pueden sobrevivir. Y además, junto con un grupo de multimillonarios liderados por la familia Rockefeller planean la instalación masiva de microchips en la población con el fin de captarla en su plan por conformar un gobierno único mundial, esencialmente fascista y manipulador, donde usted no podrá ni echarse una meada sin que alguien lo sepa y decida, desde un cuartel central blindado, cortarle el chorro.

No importa que considere a Zeitgeist la obra de un paranoico chapita, el documental es, en verdad, el eslabón de algo mucho más grande: una ola mundial de paranoicos chapitas, o una ola mundial de gente lúcida y despierta que nos está advirtiendo que alguien, desde muy arriba, nos está metiendo el pelo.

Uno de los gurúes del boom conspirativo es David Icke, un ex jugador de fútbol británico volcado a la investigación paranormal. Icke publicó en 1999 la biblia de la paranoia total: “El mayor secreto”. Allí Icke plantea algo aún más difícil de creer que Zeitgeist. Para David, desde tiempos inmemoriales, el planeta ha sido controlado por las mismas familias que se suceden unas a otras. Bush, Clinton, Ramsés. Nombre a aquellos que ocuparon un lugar de poder en la Tierra: Icke le dirá que están todos genéticamente vinculados. “Estamos en la cúspide de un cambio mundial increíble. Una encrucijada donde tomamos decisiones que influirán en la vida en la Tierra bien en el futuro de lo que llamamos tiempo. Podemos abrir de par en par las puertas de las prisiones mentales y emocionales que han limitado la raza humana durante miles de años. O podemos permitir que los agentes de ese control terminen su Programa para la esclavitud mental, emocional, espiritual y física de cada hombre, mujer y niño en el planeta con un gobierno, ejército, banco central y moneda mundiales, apuntalado por una población con microchip”, escribe Icke al comienzo del libro. “Sé que eso parece fantástico, pero si la raza humana levantara sus ojos de la más reciente telenovela o Programa de concurso el tiempo suficientemente para comprometer su cerebro, vería que estos eventos sólo no van a ocurrir: están ocurriendo. La velocidad para el control centralizado de la política, negocios, banca, ejército y medios mundiales está acelerando cada hora. El microchipeado de las personas ya está sugiriéndose y, en muchos casos, en marcha… Detrás de esta centralización continua y coordinada está una tribu de linajes entrecruzados que pueden ser rastreados hasta el antiguo Medio y Cercano Oriente.” Icke llega incluso a afirmar que un confidente de Lady Di, le escuchó decir a la difunta princesa que la familia real eran todos alienígenas.

En uno de sus viajes al Africa, Icke entrevistó a Credo Mutwa, un chamán zulu que reafirmó su conclusión más pirada o atinada –depende de usted-: el mundo, refirió Mutwa, está dominado por reptoides. “Esto es algo que nuestra gente sabe desde hace muchísimo tiempo”, explicó el hombre, quien para acceder al conocimiento esotérico vedado para el gran público, lo obligaron a comerse un cadáver con el fin de probar si tenía la convicción necesaria para saber la verdad. Vamos a repetirlo para que se entienda bien: el mundo está dominado por los reptoides (puede ver el video de la entrevista en varias partes aquí ).

¿Y qué son los reptoides?, se preguntará. Así es como entramos al corazón más profundo de la teoría conspirativa. Jorge Giménez, psicólogo transpersonal argentino y especialista en chamanismo, está convencido de la existencia de reptoides. Giménez no es ningún demente. Es una de las voces más lúcidas en Argentina que sostienen la visión de Zeitgeist, de Icke y, en definitiva, un defensor de la teoría de que el mundo está controlado por extraterrestres que se alimentan de nuestro sufrimiento y que actúan desde la religión, desde el poder económico y desde la industria del entretenimiento. Escúchelo: “Las religiones oficiales son todas de origen reptoide, por lo menos en cuanto a su manipulación o versión aceptada. En el origen puede haber un supuesto fundador (que originalmente era un maestro de la luz: como Jesús o Buda) pero estos maestros nunca pretendieron fundar nada parecido a esos aparatos ideológicos de manipulación de masas que conocemos como religiones oficiales. Por eso es que siempre combatieron el paganismo. Porque el paganismo o el chamanismo en cualquiera de su formas, representa la conexión de lo humano con la naturaleza que es la fuente de su verdadero poder.  Por lo tanto si yo (como reptoide) quiero que el ‘ganado’ no se despierte a su verdadera potencialidad y se de cuenta de como son los mecanismos por lo cuales se lo somete a la infamia de producir sufrimiento, tengo que desconectarlo de la naturaleza.  Ya sea creando condiciones de tipo económico para que se hacinen en ciudades, o reemplazando medicamentos naturales por sintéticos, o creándoles "cultura", espectáculos y distracciones que no necesiten ya del entorno natural, que sean "virtuales" meras creaciones de ficción dentro de un entorno artificialmente creado.”

Además de su teoría alienígena, Giménez se suma a aquellos que sostienen que, tal como señala el Calendario Maya, el mundo acabará en el 2012, exactamente el 21 de diciembre, pregunte bien la hora porque no la recuerdo bien. “Se acaba el petróleo y sin petróleo se acaban los pesticidas. Y sin pesticidas se acaban los cultivos”, enumera Giménez. “Eso para empezar”.

El psicólogo se hace eco de los libros de Drunvalo Melchizedek. En especial de un capítulo de “La flor de la vida” donde cuenta cómo será el día que se termine el mundo que conocemos y la humanidad de un salto cualitativo, algo que Drunvalo llama el vuelco dimensional, un salto a la cuarta dimensión. “Una vez que el vuelco haya comenzado”, pronostica Melchizedek. “No habrá ninguna duda. Habrá cambios específicos de color y forma que estarán fuera de la mayoría de las conciencias humanas. Desde este punto en adelante, habremos dejado la tercera dimensión de la Tierra.”

Ojo, Drunvalo tampoco es un chanta ni está para medicarlo con antidepresivos. Es un gurú espiritual reconocido y popular en el mundo. Un hombre que largó todo y se fue a vivir al bosque, y vio lo que el resto no puede ver.

En la red, hay documentales que aportan información extra al gran templo de la conspiración mundial. Verlos es tomar conciencia de cómo, en mayor o menor medida, y para los creyentes de estas cosas, nos están vendiendo basura y nos dicen que esto es vida.

Este documental, por ejemplo, trata del aplastante monopolio norteamericano en el mercado de semillas. Parece un tema para la revista “Super campo”, pero verá que no es así.

Se llama "El Futuro de la Comida".

Y lo encuentra aquí:

Este otro es un crudo ejemplo didáctico de lo que es, en definitiva, el dinero. Y los oscuros manejos de las Casas de Moneda.

Se llama “Dinero es deuda”.

Si quiere más elementos para la intervención reptoide, basta con que los busque en Internet, la gran base de operaciones de la resistencia humana o que vea este mail que me dirigió Giménez y donde está condensado todo (para verlo, puede clickear acá).

Le soy absolutamente sincero: no sé qué pensar de estas cosas. Necesitaría tener más elementos para confirmar o rebatir estas teorías. ¿Se acaba el mundo tal como lo conocemos para el 2012? ¿Entraremos a una nueva era dimensional? Yo estoy abierto a todo. En especial, a toda aquella información que indique que el mundo es una farsa, que hay gente riéndose de nosotros y que, en fin, cada día somos mucho menos humanos de lo que suponemos. 

{moscomment}