JÓVENES, ESPECULACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO |
Los nuevos ricos de Internet |
Por: Sebastián Di Domenica. Es común que en los medios aparezcan noticias que cuentan la historia de jóvenes que se hicieron ricos a través de Internet. Los relatos suelen venir de Estados Unidos o de Europa, pero también Argentina hace algunos años ofreció historias de este estilo. En general los billetes pueden llegar a partir de buenas ideas, de pequeños proyectos que se convierten en masivos o de ventas exitosas a capitalistas fuertes. Siempre me detengo a leer estas informaciones, y siempre me pregunto lo mismo: ¿cómo no se me ocurrió a mí? |
Pero más allá de mi lectura e interés, nunca me queda del todo clara la operación económica que genera semejantes fortunas. Y siempre me parece que faltan datos para comprender como funcionan los mecanismos monetarios que hacen reales estas informaciones.
Esta semana, a través de un link destacado de Periodismo.com al diario La vanguardia de España, me encontré con otro caso interesante de plata, internet, y un protagonista adolescente. En esta oportunidad, los datos eran muy claros, y las mecánicas comprensibles. Además, la narración mezclaba temáticas muy diversas que cada vez más forman parte de la realidad de todos.
La nota del diario español señalaba que el joven Sergio Escoté, de Barcelona y de 17 años, gana aproximadamente 3000 euros al mes a través de la compra y venta especulativa de dominios de Internet, tarea que realiza en sus tiempos libres.
Es decir, compra dominios o direcciones de la red a valores muy bajos, y luego se los vende a personas interesadas a precios muy por encima de la compra. A su vez, algunas de sus compras también se convierten en pequeños portales y su trabajo consiste en lograr la mayor cantidad de clics de las diferentes empresas que se alojan allí.
Lo más interesante de la nota es descubrir como un joven de la secundaria comprende de manera tan clara el funcionamiento de la economía especulativa y de la red. Lo dice así: “Hay que tener vista para comprar los dominios que más tráfico tienen, entrar en subastas y saber cómo explotarlos más tarde o venderlos antes de que se te muera. Es pura especulación. Tanto puedes ganar como perder.” Según cuenta, su mejor operación la logró con un sitio de Bélgica: “El año pasado compré "edreams.be" (de Bélgica) por 16 euros y lo vendí por 2600.”
Pero no sólo la mirada económica del protagonista genera curiosidad. El artículo toca de manera indirecta el cambio climático. Sergio cuenta en el texto que compró muchos dominios con la finalización .tv porque se venden bien, ya que son buscados por las empresas multimedia. Esa finalización de dominios le corresponde a una pequeña isla en el Pacífico, que se llama Tuvalu, pero que puede desaparecer como resultado del calentamiento global: “Se dice que como está subiendo el nivel del mar del planeta, esta isla acabará desapareciendo-prosigue Escoté-. Y con los dominios no se sabe, pero tendrán que desaparecer con la isla, imagino.”
Con mucha naturalidad, Escote acepta una realidad inexorable. El cambio climático avanza, la temperatura del planeta sube y muchos lugares pueden desaparecer para siempre.
Internet, jóvenes que conocen el terreno, economía productiva, economía especulativa y el cambio climático. Fragmentos de la realidad. Que se mezclan en la gran red.
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