DE URUGUAY PARA EL MUNDO/ 
El presidente sin Twitter

Mujica/Por: Sebastián Di Domenica - @sebadidomenica El presidente de Uruguay, José "Pepe" Mujica no tiene cuenta de Twitter. Tampoco de Facebook ni de ninguna otra red social. Incluso, hace un año prohibió el uso de estas vías de intercambio digital en las oficinas gubernamentales de aquel país en horario laboral. Una medida un tanto extrema; porque si bien es cierto que las redes sociales cuentan con aspectos positivos y otros negativos, también es una realidad que la gente está allí y hace muchas cosas desde esos espacios. Por lo tanto, eliminar la posibilidad de acceder a ellas desde ámbitos gubernamentales nunca puede ser una buena idea. Pero este no es el punto de esta columna. Todo lo contrario. Muchos políticos y jefes de Estado en el mundo usan redes sociales con resultados diversos. Y lanzan twits a sus cientos de miles de seguidores con frases con fuerza de slogan pero que no siempre tienen fuerza real. Salvo algunas excepciones, como es el caso de Hugo Chavez, los presidentes twiteros suelen caer en lugares comunes y en muchas repeticiones. Sin embargo, el caso de José "Pepe" Mujica es diferente. No tiene Twitter ni Facebook y su contacto con el público se da a través de los medios tradicionales y de los discursos en público. Pero pese al hecho de mantenerse alejado de Internet, sus palabras circulan por la red mucho más que las de otros presidentes muy tecnológicos.  Muchos discursos y afirmaciones de Mujica generan interés, curiosidad, admiración y circulan en la red de manera impresionante. Conozco por lo menos una decena de personas que escucharon y re escucharon el discurso del presidente uruguayo en la cumbre del medio ambiente Río+20 en YouTube. ¿Por qué las  palabras de Mujica generan algo diferente?

Tal vez porque parece tener la sabiduría de un  hombre mayor que las ha pasado todas. Tal vez porque parece decir lo que nadie dice. Tal vez porque parece manejarse con el sentido común y la experiencia. Tal vez porque dice cosas que no se escuchan entre mandatarios. Tal vez porque parece tener coherencia entre el discurso y su estilo de vida. Tal vez porque vive en una casa poco confortable, maneja un escarabajo celeste y pese al cargo no abandonó nunca su pequeña chacrita de estilo rudimentario. Tal vez porque invita a la reflexión alrededor de una mesa con mate y termo en mano. O tal vez porque nos hace recordar a muchos hombres grandes de la tercera edad, quizá jubilados, que son cascarrabias y rezongones pero que desde sus frases dicen verdades y ofrecen miradas.

En lo personal, considero brillante la exposición de Mujica en la cumbre del medio ambiente. Allí con una gran capacidad de síntesis, habló de la naturaleza, del trabajo, de la vida, de la muerte y de la felicidad. No es poca cosa. Por supuesto, el fragmento que más ha sido repetido es el más impactante: "Mis compañeros trabajadores lucharon mucho por las ocho horas de trabajo. Ahora están consiguiendo seis horas. Pero el que consigue seis horas se consigue dos trabajos y por lo tanto trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tienen que pagar una cantidad de cuotas. La motito que compró. El autito que compró. Y pague cuotas y pague cuotas. Y cuando se quiere acordar es un viejo reumático como yo y se le fue la vida. Uno se hace estas preguntas: ¿ese es el destino de la vida humana? Estas cosas son muy elementales. El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental. Precisamente porque eso es el tesoro más importante que se tiene. Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana".

El presidente uruguayo en Río se animó a decir lo que pocos jefes de estado dicen por miedo a contrariar al sistema de consumo y crecimiento que sostiene al mundo.  En pocas palabras señaló que en los últimos tiempos los ciudadanos han adquirido derechos y mejoras, pero sin embargo trabajan cada día más, se esclavizan con nuevos compromisos monetarios para acceder a más bienes, más o menos necesarios, pero que de ninguna manera aseguran la felicidad o el disfrute de la vida. Y tal como él lo afirma, en esa carrera sin fin los años pasan, la salud se va y cuando nos queremos acordar es tarde para volver el tiempo atrás. Y encima, esa carrera de consumo deteriora el planeta, y la naturaleza, que junto con el cuerpo, es lo único real que tenemos.

Por supuesto, con su particular estilo Mujica ha ganado seguidores, pero también detractores. Acaba de perder en su país las internas del partido que representa. Además, muchos descreen de sus posturas y de su estilo de vida. Tengo un amigo argentino que vive en Colonia que hace poco me dijo que no le creía a Mujica y que el estilo de vida que llevaba a él le parecía solo una pose para caerle bien a la gente. Incluso me llegó a decir que su discurso no tenía coherencia, porque así como habla de la vida y la naturaleza, “también convalida a Botnia y la instalación de una nueva pastera cercana a Colonia” ¿Marketing, postura  o posición ante la vida? El análisis lo hace cada uno.  A través de la tele, la radio, YouTube, Twitter, Facebook o cualquier otro medio, las palabras de Mujica seguramente van a volver a sonar. Y tal vez otra vez nos invite a pensar y reflexionar.

Seguí a Hipercrítico en Twitter:
http://www.twitter.com/hipercritico

Seguí al autor de esta columna en Twitter:
http://www.twitter.com/sebadidomenica

{moscomment}