diarios y smartphones

Por Sebastián Di Domenica. Los diarios en el comienzo fueron para pocos. Estaban dirigidos a las clases más acomodadas y a aquellos que sabían leer y escribir, que no eran muchos. En esos tiempos los periódicos se leían en la tranquilidad de las estancias o las mansiones y se discutían en los círculos selectos de las clases altas y dirigentes. Pero con el avance de los tiempos llegó la era industrial, y esas industrias llevaron a cientos de miles de personas a las ciudades. Mucha gente empezó a trabajar y a habitar urbes cada vez más grandes; y eso acercó a muchos niños y jóvenes a escuelas y centros educativos. De esa forma, aquello que antes era una rareza pasó a ser lo normal. La alfabetización se generalizó y muchísima gente quiso acceder a materiales de lectura. Así aparecieron los primeros diarios populares en Inglaterra, que con temas más superficiales y pasatistas, vendían ejemplares de manera abrumadora. El Crítica de Botana en Argentina fue el mejor exponente local de ese fenómeno. Pero los tiempos avanazaron más y al mundo de los medios llegó  primero la radio y luego la TV. Este último se llevó todos los premios por masividad y llegada y fue determinante en algunos hechos históricos de la humanidad. Hasta los 90´s todos esos medios habían conseguido convivir de manera tranquila y rentable. Todos tenían su espacio de mercado y todos lograban buenos números. La situación cambió con la llegada del periodismo en Internet que hizo accesible y gratuito, aquello que antes era escaso y pago. Pero la incomodidad de la lectura en pantalla parecía ser la contra del fenómeno. En los últimos años un nuevo capítulo definió la situación: las tablets y los smartphones son cómodos y se llevan a todas partes. Y de la misma manera como los diarios populares de aquella Inglaterra de fines del siglo XIX trasladaron a las noticias de la casa a la calle, los smartphones y las tablets llevan al periodismo a donde sea.

Los diarios otra vez deben adaptarse a la nueva realidad. Aquellas noticias que primero se leían en papel, luego se escucharon en la radio y se vieron en la TV; y que desde hace más de una década se siguen minuto a minuto en la web, dieron otro paso más. La tendencia es clara: mucha gente se informa y se va a informar a través de su celular inteligente. Y todo parece indicar que los formatos van a tener que adaptarse a ese hecho. Una columna reciente del especialista en medios Martin Langeveld señala que en Estados Unidos los números ya son categóricos. Según explica, alrededor de un cuarto de los adultos estadounidenses es dueño de una tableta, y casi la mitad tiene un smartphone. Casi dos tercios de los propietarios de tabletas y teléfonos inteligentes consumen noticias en estos dispositivos y el 37% de los propietarios de tabletas las utilizan para consumir noticias todos los días. Ya sea los propietarios de las tabletas como los de los smartphones aseguran que desde que poseen esos dispositivos ocupan más tiempo dedicado a la lectura de noticias. Según Langeveld, esa realidad llevará a que en algún tiempo los diarios en papel dejen de aparecer de manera diaria, para pasar a hacerlo entre dos o tres veces a la semana. El mayor esfuerzo en la producción de noticias será orientado al desarrollo de contenidos periodísticos para dispositivos móviles, que se convertirá en el principal ámbito de lectura. Otra especialista en medios, Fiona Spruill, opina igual que Lengeveld. Ella señala que "está claro que refinar el formato de la presentación de las noticias en teléfonos y tabletas es esencial" porque según explica "en los próximos 12 -18 meses, muchos medios informativos cruzarán el umbral del 50% de accesos desde teléfonos y tabletas frente a ordenadores fijos o portátiles". Spruill basa sus dichos en los números de diarios como el New York Times: "En noviembre de 2012, el 37 por ciento de todas las visitas al Times (incluyendo NYTimes.com, el portal móvil y aplicaciones) fueron desde tabletas o teléfonos" Argentina que es un país con alta penetración de celulares en general y smartphones en particular y que cuenta con una población ansiosa por las noticias y la información, seguramente seguirá las tendencias que siguen los otros países. Y los diarios y las diferentes propuestas informativas deberán adaptarse a esas nuevas condiciones impuestas por la tecnología y los lectores.