ACTORES QUE ACTÚAN Y OTROS ACTORES
Difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo

Sean Penn en MilkMickey Rourke en El luchadorClint Eastwood en Gran TorinoPor: Javier Porta Fouz. Este jueves, 5 de marzo de 2009, se estrena Gran Torino, la película de Clint Eastwood. Los críticos decimos “de” cuando nos referimos al director, nunca decimos “de” cuando nos referimos a un actor. Por ejemplo, no decimos, la última “de” Tom Cruise, porque no dirige (al menos por ahora). Para referirnos a actores usamos la preposición “con”. Gran Torino, entonces, de Clint Eastwood y con Clint Eastwood: el viejo Eastwood protagoniza el film. Y eso es una buena noticia, ya que desde Million Dollar Baby (2004) que no actuaba en una de sus películas, ni en ninguna otra.

Más o menos desde Río Místico (2003) los críticos venimos discutiendo con creciente violencia cada nueva película del director Eastwood. Pero a estas alturas nadie discute los trabajos del veterano actor Eastwood: parco, serio, adusto, sólido, sin gestos excesivos. Sin embargo, pocos se habrían animado a defender al actor Eastwood por sus grandes papeles de los sesenta en los spaghetti western de Sergio Leone. Y aún hoy, a la Academia de Hollywood le cuesta premiar a actores como Eastwood: con dos Oscar como director, Eastwood no ha ganado ninguno como actor (aunque tuvo dos nominaciones en esa categoría, por Los imperdonables y Million Dollar Baby).

Por una de las películas de Eastwood pero sin Eastwood, la mencionada Río Místico, Sean Penn ganó el Oscar como mejor actor. En ese momento, frente al premio, el mundo (bah, los que prestamos atención a estas cosas) se dividió entre los defensores de Penn y los defensores del gran actor derrotado esa noche: Bill Murray (por Perdidos en Tokio, o sea, Lost in Translation). Yo, debo confesar, estaba indignado: había odiado la actuación desaforada, babeante, de Penn en Río Místico. Por supuesto, en este momento tal vez algún lector esté pensando en mandar un comentario diciendo que soy un incapaz absoluto ya que no puedo apreciar la “composición” de Penn en esa película. Pero no hay caso: en esa película me parece un monigote, y el buen actor de Río Místico creo que es el sobrio Kevin Bacon; por cierto, su papel en Frost/Nixon es de una perfección que podríamos calificar de llamativa sino fuera porque es de una nobleza sigilosa.

Así las cosas, este año volvían a enfrentarse el bien y el mal. Por un lado, Mickey Rourke, el alma de El luchador (el cuerpo de la película es Marisa Tomei, y el corazón es la canción de Bruce Springsteen). Y por otro Sean Penn, otra vez sobrepasado de gestos, de tics, por Milk, una de las películas más flojas de Gus Van Sant (¡ese horrible, obvio, plano de la ópera en la mirada del personaje al final!). Rourke, como hacía John Wayne, pone el cuerpo, su presencia rutilante, al servicio de la película. Penn, por su parte, se apropia de todo el relato componiendo meticulosa, agotadoramente en cada segundo de actuación. Rourke parece respirar, y hace respirar a la película. Penn parece estar corriendo, al borde del colapso, una maratón actoral.

Y otra vez, en esos ridículos Oscar, ganó el mal. Como dice el título de esta columna y la canción de Charly García, es difícil ponerse de acuerdo, y menos que menos sobre actores: si se pudieran tirar zapatos por Internet, ya varios lectores estarían preparando los suyos para arrojárselos al que osó decir que Rourke es mejor que Penn. Dos aclaraciones: 1. dije que Rourke en El luchador era mejor en Penn en Milk (Penn, por cierto, tiene muy buenas películas como director y como actor). 2. Esta columna nació a partir de un comentario del lector René Perea a la nota “Tonterías felices y de las otras”, en el que me pedía que explicara a qué me refería cuando decía que Brad Pitt era “un actor inexplicable”. Creo que no logré explicar nada, y nunca lograré explicar lo inexplicable de la existencia y el reconocimiento como actor de Brad Pitt, ¿alguien puede?

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