EL CINE SE VISTE DE AULA
Hay que ver Entre los muros

Entre los murosPor: Javier Porta Fouz. El estreno de la cuarta película del francés Laurent Cantet (Recursos humanos, El empleo del tiempo, Bienvenidas al paraíso) es uno de los acontecimientos cinematográficos del año. Entre los muros es una de esas películas imprescindibles, que permiten mirar el mundo, pensarlo, acceder a sus problemas, reflexionar sobre ellos de manera profunda. Mediante una película asombrosamente tensa y concentrada, Cantet nos introduce en el mundo del colegio secundario en Francia.

Seguimos a un profesor en particular –el de lengua, François Marin (François Bégaudeau, profesor en la vida real, escritor y autor del libro en el que se basa la película)– frente a una clase particular. La película cuenta el año escolar a partir de diversos momentos que transcurren casi todos dentro del aula. Esta es una película sobre el colegio, sobre los personajes en el colegio, sobre lo que dicen de sí mismos en el colegio. Entre los muros tiene un fortísimo efecto documental, y a la vez un efecto de encierro. Sin embargo, a partir de ese encierro pueden escucharse gran cantidad de ecos sociales. Película inductiva, a partir de un grupo escolar particular Entre los muros permite pensar la educación en general. Pero no porque trabaje con diálogos o acciones “universales”, de esos que funcionan como enunciados sociológicos malamente cinematográficos. En Entre los muros los personajes dialogan –o disputan con fuerza poder simbólico– mediante palabras de fuerte efecto realista (la naturalidad de las expresiones y de las situaciones probablemente tenga que ver con los prolongados ensayos en los que se fue dando forma a un guión más o menos abierto).

La película de Cantet no llega a ninguna conclusión ni indica por dónde tendríamos que pensar nosotros. Es un relato sobre el colegio sin la tradicional estructura de conflicto, aprendizaje y reconciliación o redención. No se trata de establecer todo el tiempo si es el profesor o son los alumnos los que tienen razón. Ni de juzgar o de saber a ciencia cierta sus intenciones.  Muchas veces, de hecho, ocurre que hay un fuerte desajuste entre lo que parece ser la intención de uno y lo que el otro entiende. Entre los muros es una película que llama fuertemente la atención sobre la importancia social de la educación; sin decirlo, meramente exponiendo la cotidianidad de un aula, la interacción entre un docente y sus alumnos adolescentes.

Más allá de las particularidades francesas que muestra la película –la variedad de etnias, las distintas etapas de resolución de problemas altamente organizadas–, Entre los muros permite una fuerte identificación para todo aquel que es o haya sido docente (el firmante de esta columna fue docente de los niveles primario, secundario y universitario y continúa dando clases en el terciario). La película, de paso, nos recuerda por qué dar cuatro horas de clase en el secundario nos cansaba tanto o más que trabajar ocho horas de otra cosa.

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