EL CINE ASEDIADO POR CELULARES Y POR PALABRAS Y COSTUMBRES ESPANTOSAS
“Peli re pochoclera”

en el cineprohibido uso de celularesPor: Javier Porta Fouz. Una nota en La Nación dice que llegan “los cines de lujo para comer a la carta en la butaca”, y habla de “salas gourmet” y “salas de cine premium”, con esa terminología tilinga tan de moda. A muchos nos parece absurda y horrible la novedad. Pero, como suele decirse, que vaya el que quiera. Los problemas con los cines son mayores y preexistentes: en el cine “normal”, en el que no se come a la carta, uno se enfrenta a gente que molesta, que tiene hábitos groseros y que reacciona de forma nada civilizada.

Concentrémonos en esta ocasión en el hábito de los celulares encendidos durante las películas. Hay cosas que no deberían discutirse: atender un celular durante una función de cine está mal. Que suene, también. Ponerse a mandar mensajes de texto y molestar con la luz del teléfono a quienes están alrededor, también. Hace algunos años, si alguien osaba atender el celular, se le podía recriminar su accionar y en general el que atendía el teléfono cortaba velozmente y pedía disculpas, o simplemente salía de la sala (claro, puede haber alguna urgencia, y si es una urgencia mejor no quedarse en el cine). Según mi propia experiencia –y las de amigos, conocidos y alumnos– desde hace un tiempo a esta parte la reacción de quien atiende, se queda y habla a los gritos es más bien de desafío, como diciendo “estoy en mi derecho”. Algunos, incluso, insultan a quien les llama la atención.

La falta de civilidad, de educación y de ubicación es cada vez más visible en diferentes ámbitos de la sociedad argentina y este problema de los celulares en los cines es una de sus manifestaciones. Estamos de acuerdo en que hay efectos más peligrosos y acuciantes de la falta de respeto por el prójimo, pero esto de los celulares que suenan en los cines se instaló con inusitada rapidez y se ha naturalizado sin mayores discusiones. Y, por supuesto, para ver cómo las peores costumbres se naturalizan, nada mejor que observar las publicidades. Hay una publicidad de celulares que presenta situaciones de supuesto enfrentamiento que terminan sin conflicto. Una de esas situaciones muestra un cine lleno en el que suenan los celulares de la mitad de la sala. Los espectadores se refieren al teléfono como “celu”, y piden disculpas por la distracción. La otra mitad de la sala les responde, cantando: “dejá no te hagás historia es una peli re pochoclera”. El aviso presenta la situación como positiva, como un ejemplo de entendimiento (basta ver el aviso para que quede claro, y lo encuentran fácilmente en youtube buscando la última frase citada).

El aviso naturaliza que los celulares suenen en los cines. Pero el problema no es sólo ese, también muestra la naturalización de una forma de hablar fea y grotesca, y de formas de pensamiento simplistas y burdas. La acentuación aguda en “hagás”… vaya y pase (en realidad no, pero pasemos a los otros términos). “Peli re pochoclera” es una expresión espantosa. Sí, ya me acusarán de conservador, reaccionario, antiguo, jodido y algunas otras cosas. Repito: “peli re pochoclera” es una expresión espantosa. En primer lugar, “peli” es una de las tantas “expresiones reducidas” que son plaga en el habla actual, junto con “finde”, “electro”, “celu”, “cole”, “promo”, “dire”, “expo” y muchas otras que seguramente desconozco. Es llamativo escuchar a adultos hablar de esta manera, como adolescentes deseosos de jerga o, peor aún, como individuos que ya no controlan cómo se expresan y hablan según sople el viento de moda. Los virus lingüísticos son muy contagiosos y persistentes. Lo de “pochoclera”, por su parte, revela que quien usa el término cree que existen películas que son de una categoría inferior, que pertenecen a un tipo de cine que está bien bastardear con comportamientos groseros e incivilizados, más allá de lo que piensen los compañeros de función.

Por más que esto que viene a continuación sea interpretado como lleno de moralina, antiguo y hasta represivo, lo afirmo: hablar bien es importante, y comportarse correctamente en una sala de cine también lo es. Como decía el personaje interpretado por Nanni Moretti en su película Palombella rossa: “quien habla mal piensa mal, y quien piensa mal vive mal”. Las publicidades, el cine, el periodismo, nuestro comportamiento en ámbitos públicos y nuestra forma de hablar también dan forma al mundo en que vivimos.

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