¿MEGAN FOX ES SEXY? |
Oootro invento |
|
Busco entonces en google “FHM”. Resulta ser una revista que tiene un site (o viceversa, o las dos cosas). Está en inglés, en castellano, y no sé si en algún otro idioma. Es una de esas revistas de “entretenimiento para hombres”. Aparecen unas fotos de mujeres que deben ser famosas. No las conozco, pero en el universo FHM parecen ser conocidas. El cuerpo de las diversas mujeres que aparecen en FHM consiste en piernas largas, flacura, tetas grandes y/o escotes llamativos y, en general, poco culo. Salvo por lo de las piernas (no es muy alta, mide 1,63), ese es el tipo físico de Megan Fox, confirmo luego de ver la extraña película Diabólica tentación. Digo extraña porque es una película con un tono rarísimo, que oscila entre la pavada-pavada, la pavada sofisticada y la sofisticación pavota. Por momentos, cuando juega a la pavada cínica, mejora. Muchas pavadas juntas no necesariamente producen una mala película, a veces producen artefactos que son ante todo raros, inexplicables. Otra cosa que mejora a Diabólica tentación es Amanda Seyfried (vista en la espantosa Mamma mía!), que actúa con la mirada y es especialmente fotogénica. Pero aquí teníamos que hablar de Megan Fox, que hace –literalmente– de comehombres. Bueno, Megan Fox tiene ojos llamativos, usa escotes llamativos, es filmada en poses llamativas, y camina contoneándose según el manual de “esto es sexy para todos, incluidos aquellos que no pueden prestar atención más de dos segundos”. O sea, Megan Fox está construida como pura obviedad sexy (de hecho, Diabólica tentación parece desarmar ese modelo al mostrarla desarreglada y con mala cara, ¿será tan pava finalmente esta película?).
En fin, que Megan Fox no me resulta “sexy” (qué palabra tilinga), ni demasiado fotogénica, ni su rostro me parece de una belleza destacable. Comparo mentalmente con grandes íconos eróticos femeninos del cine: Brigitte Bardot (vean el principio de El desprecio, por ejemplo) o Marilyn Monroe (vean cualquier momento de Una Eva y dos Adanes) y pierde por escándalo. Megan Fox no tiene presencia propia como actriz, es apenas una construcción constante, una pose sexy definida en los términos del mero invento publicitario (y ella, a juzgar por sus afiladas declaraciones, parece saberlo). En un artículo de febrero de 1920 publicado en Caras y Caretas, Horacio Quiroga decía lo siguiente acerca del director David W. Griffith: “Cuéntase que en uno de sus viajes a París, Griffith tropezó en la Plaza de la Ópera con una joven cuya mirada dio de pleno en los ojos del director. Griffith sufrió una sacudida y quedó tan deslumbrado por la intensidad de expresión de aquella mirada, que corrió tras la joven.
-¡Por favor, Mr. Griffith! –lo contuvieron sus acompañantes franceses– ¿Qué pretende?
-¿Lo que pretendo? –respondió el director– pues contratarla en seguida. La expresión de sus ojos vale cien mil dólares en el primer filme.”
Megan Fox tiene ojos llamativos, pero sin expresividad (al menos en esta etapa de su carrera). Y sin expresividad en la mirada no hay actuación cinematográfica verdadera, lo sabían Quiroga y Griffith hace casi cien años. Megan Fox podrá ser la mujer más sexy del mundo según alguna revista de frivolidades, pero todavía no pertenece al mundo del cine. No es una estrella de cine, por ahora es apenas otra estrella más de las máquinas de humo mediático-publicitarias.
Bardot
{moscomment}