UN COMENTARIO ATRASADO
Huída del país de las maravillas

Alicia en el país de las maravillasPor: Javier Porta Fouz.  Hace unas semanas, un lector me reclamaba que dijera algo sobre Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton. Tardé en decidirme a ir al cine a verla, pero lo hice. Fui. Pero sinceramente no puedo decir que la haya visto.

Es decir, no la vi completa. Aguanté solamente cuarenta y cinco minutos de la última película hasta el momento del presidente del jurado del próximo festival de Cannes. Así es, me fui del cine. Disculpas. No logré terminar mi trabajo.

Alicia en el país de las maravillas empieza en el “mundo real”, y esos minutos me parecieron filmados a desgano, de forma cuadrada, burocrática, con planos y contraplanos dignos de la televisión hecha más velozmente, realmente indignos para quien fuera en algún momento considerado un cineasta pródigo en imaginaciones de todo tipo. Los primeros minutos de Alicia en el país de las maravillas se me hacían planos, pastosos, feos. Pensé que quizás Burton estaba mostrando de esa manera ese mundo gris para luego, al entrar al mundo de las maravillas, dar rienda suelta a juegos visuales, a seducciones fantásticas. Pero no, Alicia cae, y llega a ese mundo repleto de seres y cosas y lugares maravillosos, y Burton sigue mostrando todo sin brío, sin imaginación, sin pasión, y la película además comienza a enfermarse de digitalitis, con efectos que causan un solo efecto: el de sentirse frente a un mundo tan artificial como burocrático, filmado y creado a desgano. Quise irme a los veinticinco minutos, pero me dije: voy a esperar hasta que aparezca Johnny Depp, que algunos dicen que está muy bien y no pocas revistas lo han puesto en su tapa. Y apareció el Johnny, revolcándose oootra vez en su nueva etapa piratón piratón qué loco estoy. Y Burton seguía filmando con desgano. Y me fui. Les pido disculpas otra vez, pero no pude soportar más tedio en este asalto a un par de libros (Alicia... y A través del espejo) que me gustan y que tuvieron una buena versión animada en 1951 producida por Walt Disney y dirigida por Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske. Esa película de 1951 luce hoy, vuelta a ver, todavía interesante y hasta lisérgica, porque su espíritu lúdico la mantiene alejada del mero desfile de freaks filmado con frialdad (una frialdad taquillera, artera), como ocurre con esta Alicia de Burton.

Dos cosas más:

1. Estos 40 minutos de Alicia me hicieron revisar una película de Tim Burton que me había gustado en su momento y de la que hasta escribí a favor, pero sobre la cual tenía cada vez más dudas en la memoria: El cadáver de la novia. Y la verdad es que no es tan buena; es más, es otro desfile de freaks con algunos buenos momentos pero que es sensiblemente inferior a El extraño mundo de Jack otra película de plastilina que algunos creen dirigida por Burton pero que en realidad dirigió Henry Selick, que con Coraline y la puerta secreta demostró estar en mucho mejor forma creativa que Burton.

2. La mejor adaptación del espíritu de los libros de Carroll es en realidad Laberinto, de Jim Henson, gran película de 1986 con Jennifer Connely y David Bowie. En esa película, el espacio se construye mediante escaleras y otros espacios inspirados en la obra del gran M. C. Escher. Así, ese mundo maravilloso, tenebroso y fascinante tenía espacio, volumen, era un infinito de sueño y también de pesadilla. Todo lo contrario a la chatura pedestre y limitada de esta Alicia de Burton. O, mejor dicho, a esos padecidos cuarenta y cinco minutos de esta Alicia de Burton.

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