LA COMEDIA COMO FORMA INTELIGENTE DE LA SOCIEDAD    
Hay que ver Todo un parto

Todo un partoPor: Javier Porta Fouz.  Se dice por ahí que el sentido común es el menos común de los sentidos. No podría decir si estoy o no de acuerdo. Sí, es cierto, veo gente que toma líquidos de falso dulzor y colores intimidantes porque “no tienen calorías” (¡el agua tampoco!), otros que usan palabras inventadas de muchas sílabas para sonar solemnes... En fin. Pero no quiero hablar del sentido común, sino de un sentido hermoso: el sentido del humor.

Por razones a veces desconocidas y en general altamente nocivas, mucha (pero mucha) gente desprecia las comedias. O no las desprecia. Pero sí, las desprecia. Es decir, dice que le gustan las comedias pero íntimamente las desmerece, y en sus listas de mejores películas siempre estarán primeras las películas serias, las solemnes, las que tienen colgada la credencial de “film importante”. Esta gente rescatará todo lo que huela a prestigio y nada de lo que huela a Hollywood (y en Hollywood, hoy en día, es en donde se hacen las mejores comedias). Hace poco, revisando con enorme placer Un gran chico (About a Boy, con Hugh Grant, de 2002), me dije: ¿la habré votado entre las mejores películas del año? Tuve miedo de no haberlo hecho, la película se había estrenado en 2002 y vaya uno a saber cuánto más equivocado que hoy estaba yo en ese entonces. Me tranquilicé (y me felicité): ahí estaba Un gran chico en el puesto número 8 de mi lista de mejores del año. Me felicité y me reté: tendría que haber estado más arriba. Un gran chico está basada en un libro de Nick Hornby, y libro y película (y todos los libros de Nick Hornby) saben contar los temas más peliagudos y profundos (depresiones, intentos de suicidio, separaciones, dolores de maduración y un largo etcétera) con un enorme y brillante sentido del humor (hagan la prueba de analizar los temas y frustraciones y miedos tratados por Hornby en sus libros y en las películas basadas en sus libros y van a descubrir que ahí, en esas tremendas comedias, están algunas de las variantes de la verdadera profundidad en el cine, y no necesariamente en La cinta blanca o La vida de los otros).

En fin, esta introducción  es para decir que... ¡Todo un parto es una de las grandes películas del año! Sí, lo es. Ah, usted se pregunta qué es Todo un parto. ¡Es Due Date, la nueva película de Todd Phillips! Ah, sí, Todd Phillips: el director de Road Trip (Viaje censurado), Old School (Aquellos viejos tiempos), Starsky & Hutch y The Hangover (¿Qué pasó ayer?). The Hangover es una gran comedia (como otras grandes comedias) que tuvo la suerte de que buena parte de la crítica mundial decidió que era buenísima. Y entonces gente que habitualmente no ve comedias la vio, y la disfrutó con  la “autorización” de unos cuantos que tal vez ni se habían molestado en ver Zoolander o A Night at The Roxbury (El triunfo de los nerds), dos ejemplos de grandes comedias menos valoradas. Bueno, ya saben, Todd Phillips es el de The Hangover. Y ahora se estrenó Todo un parto, una película que: 1. Confirma un estilo de humor, que es parte de un estilo de autor. Un humor desfasado, irreverente y sorpresivo: allí cuando uno no espera el chiste, está el chiste. Y no se trata de chistes necesariamente nuevos (ver el párrafo final de esta nota), sino de su ejecución en un momento inesperado, que los hace sonar distintos, deslumbrantes. El humor de Phillips busca tomarnos desprevenidos con chistes agazapados, ejecutados con un timing perfecto aunque no convencional (ver esta nota sobre el asunto). 2. Muestra a dos actores en su esplendor: Robert Downey Jr. tiene un carisma incandescente, y una enorme versatilidad (vean cómo George Clooney demuestra, en El ocaso de un asesino, que no le va necesariamente bien cualquier película en la que no se haga el canchero). Zach Galifianakis (el “colado” de The Hangover) es la mayor revelación cómica en varios años, y casa perfectamente con el estilo de humor de Phillips porque es otro humorista agazapado, desfasado, que explota en los momentos menos esperados. 3. Prueba que en el cine la originalidad no es, ni de lejos, lo más importante. Y eso nos lleva al último párrafo.

Todo un parto no es una película original. La originalidad, luego de 115 años de cine, puede llegar a ser un valor muy difícil de alcanzar, y no es algo que se disfruta por sí mismo. Todo un parto se enmarca, en general, en la road movie y en la buddy movie (la “pareja despareja”). Y, en particular, es una relectura de Mejor solo que mal acompañado (1987), de John Hughes, con John Candy (que murió en 1994) y Steve Martin (puede decirse que murió como comediante cuando su rostro, remixado, dejó de moverse). Una relectura actual, potenciada, mejorada, más seca, emotiva pero con menor necesidad de apelar a resortes clásicos (hay menos música de comentario, no hay grandes revelaciones al final). Ya lo sabemos, lo mejor del Hollywood actual no pasa necesariamente por ser el pionero sino por la capacidad de reescribir con gracia, con la capacidad narrativa bien aprendida. Y con sentido del humor, el más extraordinario de los sentidos.

{moscomment}