SOBRE EL CINE DEL AÑO, ANTES QUE TERMINE EL AÑO
Balance 2010, tercera y última parte

Toy Story 3VincerePor: Javier Porta Fouz. La semana pasada había llegado a comentar, entre desvíos varios, las tres peores del año y dos de las diez mejores (los puestos 9 y 10). No hubo más cambios e indecisiones en estos días, así que sin más preámbulos vamos al puesto 8, que es para...

8. Vincere, de Marco Bellocchio. Voraz, violenta, furiosa, cortante, excesiva y pasional, Vincere es la mirada de Giovanna Mezzogiorno (Ida Dalser, amante de Benito Mussolini). Llena de claroscuros, llena de cine, Vincere es una historia del poder de Mussolini, y tiene algo de historia de vampiros en los ojos diabólicos del Duce, en su avidez de sangre (y en el estilo desatado, voraz, desmelenado de la película hay ecos del Drácula coppoliano). La Historia política esconde historias melodramáticas. Y cuando Mussolini aparezca en el archivo, ya creemos que esas imágenes fueron creadas por Bellocchio.

7. Invictus, de Clint Eastwood. Otra gran película política. Uno de los testamentos fílmicos que hizo Eastwood en los últimos tiempos. El viejo gruñón maneja la narración con tanta capacidad que algunos se engañan y ven chatura en donde hay invisibilidad y fluidez. El rugby, filmado como nunca. La política, vista desde una serena sabiduría.

6. Jackass 3D, de Jeff Tremaine. Escucho que alguien despotrica contra este despliegue de talento cómico, de audacia visual, de habilidad física y de demencias varias. Pienso: ¿con la comida esta gente será igual y rechazará el ajo, la pimienta, el chile chipotle? Y después me entero de que ese que despotrica contra Jackass 3D ni siquiera la vio. Joder. Como me dijo una alumna artista: algunas de las cosas –de las más escatológicas– que se ven en Jackass 3D, si se muestran en un museo, las llaman instalaciones o performances. Cuánto prejuicio mal aplicado que hay por el mundo.

5. Excursiones, de Ezequiel Acuña. Hace poco encontré a Acuña por la calle. Llevaba camisa y un buzo encima un día de 35 grados. Sin embargo, la falta de lógica para vertirse no le quita capacidad para generar situaciones entre los personajes, escribir diálogos que llevan a grandes chistes mientras van armando un crescendo emocional memorable en esta historia sobre la amistad. Un gran salto en la carrera del director, que una vez más sabe cómo musicalizar maravillosamente. (Y a partir de esta película, empecé a escuchar al grupo uruguayo La foca.)

4. Un maldito policía en Nueva Orleans, de Werner Herzog. Acabo de escribir esto para el balance de El Amante: “Para poder hacer una película con esta egregia locura, hay que manejar el cine desde todos los ángulos. Para poder hacer una película en Estados Unidos y dar vuelta convenciones artísticas, ideológicas y narrativas, hay que conocerlas a la perfección. Para contar con esta gracia y desparpajo y llegar a ese final, hay que ser un genio. No hay tantos directores europeos en actividad a la altura de estos desafíos, pero Herzog, más que europeo, parece extraterrestre.” Ah, y encima le encuentra el uso perfecto a esa especie rara de actor que es Nicolas Cage.

3. Red social, de David Fincher. Uno de los directores más imprevisibles de la actualidad (sí, es el mismo que hizo la tontería esa de Benjamin Button), que cuando se enfoca tiene una enorme capacidad para encontrar los intersticios de una época (lo hizo también con los setenta en Zodíaco). El mundo de Red social se parece al nuestro porque hay lógicas en común, reconocibles, y a la vez es un mundo ajeno, inalcanzable, por eso la magistral secuencia de la carrera de remo parece sacada de una computadora más grande que todos nosotros juntos.

2. Avatar, de James Cameron. La película que dio imágenes a un nuevo tipo de espectador, a uno renovado (no por nada terminaba con el protagonista, ya definitivamente azul, abriendo los ojos). Pero ojo (y ojo abierto), Avatar es mucho más que una gran proeza técnica: es un relato mítico, uno que habla de temores y anhelos bien arraigados en nuestras formas de ser humanos. El que sólo vio “un guión pavote”, se perdió una película (como las primeras cuatro de esta lista) magistral.

1. Toy Story 3, de Lee Unkrich. Definitivamente, la película que más abarcó en el año. Sí, porque la niñez, el juego, la herencia, la muerte, la cultura y mucho más están desplegados en Toy Story 3, una película con gracia o, mejor dicho, una película en estado de gracia, de oscuridades enormes y destellos inolvidables, que puede verse en varios niveles, muchas veces. Sí, abarcó mucho, y nos hizo apretar mucho los pañuelos.

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