GEORGE ROMERO Y JOHN CARPENTER/ 
Dos decepciones dos

Atrapada y La reencarnación de los muertos/Por: Javier Porta Fouz. En las vacaciones de invierno –y cada vez más ante la creciente escasez de cines “de los de antes” – las filas para sacar entradas, las multitudes y los pisos pegajosos ponen de malhumor a los cinéfilos (o al menos a mí). Este año, además, los “tanques” son Harry Potter 7 y medio y Cars 2, una saga que no me genera interés y la secuela de la única película de Pixar que nunca pude terminar de ver. Todo parecía compensarse por el fortuito estreno en el mismo día de una película de George Romero y una de John  Carpenter…

Las expectativas y la ansiedad por la de Romero no eran tantas. Al fin y al cabo su anterior zombie-film, Diario de los muertos, se había estrenado en 2008 en Argentina. Con esa película, Romero buscaba aderezar a sus muertitos con cine dentro del cine, cámaras digitales, autorreferencias y unas cuantas buenas ideas. En La reencarnación de los muertos (2009) mete un poco de internet y avanza con la idea de encadenar esta película con la otra (y dos más a futuro) mediante el sistema de spin-off, es decir, a partir de un personaje secundario o absolutamente lateral de una película hace salir otra. Ese personaje en La reencarnación es un militar que aparecía mínimamente en El diario. En este caso, el sistema prueba ser una mera pavada, porque el militar en cuestión se integra pésimamente en la que parece ser la historia principal de dos familias enfrentadas en una isla de la costa de Delaware, enfrentadas también en sus ideas acerca de qué hacer con los zombies. Y eso de la integración pésima, bueno, es el gran defecto de la película: nunca se sabe bien por dónde está avanzando, cuál es la historia o los protagonistas, cuál es el peso de cada personaje. Sí, claro, puede ser divertido ver destrozar zombies de formas ocurrentes, pero a esta altura no me alcanza. La reencarnación de los muertos tiene demasiados tropiezos narrativos, falta de solidez, fragmentación, que en este caso es apenas otro nombre de la debilidad estructural, que debilita el sentido. La mejor película de zombies de la última década sigue siendo El amanecer de los muertos (2004) de Zack Snyder, remake de la película de Romero de 1978.

La expectativa por el primer largometraje que John Carpenter hace desde 2001 era enorme. Y si bien Atrapada es una película bien narrada y hay temas habituales del director como el grupo en peligro en un lugar delimitado o la heroína fuerte, o detalles de estilo como esos hermosos travellings hacia atrás por pasillos, Atrapada parece hecha por un mero imitador de Carpenter: sin brío, sin grandeza, sin esa hermosa convicción genérica clase B de tantas de sus películas (Fantasmas de Marte, la última que había hecho, en todo un modelo de grandeza clase B, un inolvidable space western), y es un tanto penoso ver cuánto descansa Carpenter en golpes de efecto para generar miedos efímeros. Atrapada, historia de una chica internada en un psiquiátrico, basa su funcionamiento en premisas de un guión (un guión no escrito por Carpenter) de poco aliento cinematográfico. Y no sólo por el argumento, medianamente banal, sino sobre todo por los diálogos. Si Carpenter fue siempre un gran continuador de Howard Hawks fue también porque supo escribir (o elegir) guiones con diálogos filosos, secos, reverberantes. En Atrapada los diálogos son meramente funcionales, algunos incluso irritantemente “sembradores de lo que se va a revelar después”, medio revoleados. Quizás debería decir algo más sobre la película, y de hecho hasta podría recomendarla levemente, pero permítanme detenerme acá e ir a tirar los restos de mi globo pinchado mientras decido si me animo a ver la de Harry Potter.

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