SOBRE PELÍCULAS CON IMÁGENES DE SEXO Y TORTURA
Crítica y escala de valores

ShortbusPor: Gustavo Noriega. El jueves pasado, 1 de noviembre, se estrenó Shortbus, una película norteamericana ambientada en Nueva York. Diego Lerer, de Clarín, la calificó como “Muy Buena”. Claudio Minghetti, de La Nación, le puso la calificación más baja, “Mala”, algo que sucede muy pocas veces en el diario de los Mitre. Hasta aquí no estaríamos ante algo demasiado llamativo, dos críticos que tienen visiones y evaluaciones diametralmente opuestas sobre una misma película. A mí Shortbus me gusto menos que a Lerer y más que a Minghetti pero eso no tiene ninguna importancia. Lo que destaca este caso es una característica especial de la película y la reacción de Minghetti al respecto.

Shortbus es uno de los films de ficción con más imágenes de sexo explícito de la historia sino el que más. El espacio central narrativo discurre en un sótano en donde se encuentran personas para tener relaciones, de a pocos o de a muchos, hétero u homosexuales. Los personajes cargan con una determinada angustia personal y las relaciones potencian o suavizan esa angustia. Si algún reproche se le puede hacer a la película es una cierta ingenuidad.

Sin embargo, para Minghetti la profusión de escenas sexuales es motivo suficiente para rechazarla. Su último párrafo dice: “Una duda: a la sala de la comisión calificadora que le tocó juzgar esta película, ¿no le parecieron suficientes los primeros cinco minutos como para considerarla "condicionada"? ¿Habrán estado viendo otra película?”. Es muy probable que no se de cuenta de que lo que está proponiendo deriva directamente en la censura. Sacarla del circuito comercial implicaría que los adultos argentinos no hubieran podido elegir libremente si veían o no Shortbus. Es realmente una fortuna que el crítico de La Nación no participe de las comisiones evaluadoras.

La argumentación de Minghetti es un poco tirada de los pelos. Escribe muy mal, de manera muy confusa. Dice por ejemplo: “Evidentemente, más allá de un problema moral respecto del sexo, lo que más molesta de Shortbus es su dudosa ética frente al arte cinematográfico, reducido, por decreto, a mera pornografía en busca de escándalo.”. Vaya uno a saber qué quiere decir eso. Lo cierto es que lo que más parece molestarle son las escenas de sexo.

Lo que nos lleva a otro punto. En la misma fecha se estrenó El juego del miedo 4. La Nación, a través de su crítico Adolfo Martínez, encontró a esta película “Buena”. Dice que cuenta con “los más impresionantes métodos de tortura”. Como ya expresáramos en otros comentarios en este site, Martínez también escribe muy mal. No resisto la tentación de reproducir un párrafo entero: “La historia se convierte así en una espiral que por momentos cae en la confusión y en el caos gratuito para convertirse en un producto de gran guiño al que no le falta nada para que los seguidores del género de terror disfruten de tanta brutalidad en aras de contar un relato que muestra sin perjuicios a una serie de personajes que, entre las ya conocidas fórmulas de este tipo de films, se enredan en situaciones que apenas permiten aquietar los nervios del público.”. Desafío al lector a que encuentre sujeto y predicado.

Lo cierto es que para La Nación, una película con sexo explícito merece la censura por el mero hecho de tener escenas de sexo. En cambio una película que se regodea en la tortura, es “Buena”.

Desde ya que ni el sexo ni la tortura hacen buenas o malas a las películas. Pero sí definen una escala de valores.

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