una imagen de texasville

Por Javier Porta Fouz. Esta nota continúa esta otra. Ya se sabe, segundas partes nunca fueron buenas. ¡Mentira! Como pasa con la mayoría de las afirmaciones de semejante generalidad. Aunque quizás sí se aplique en este caso.

 

Por mi parte, siempre digo que Texasville (1990) me parece mejor que La última película (1971). Peter Bogdanovich había hecho una obra maestra en los setenta. Y en 1990 hizo la secuela, que es también una obra maestra y es además una de las películas que más quiero en el mundo de las películas. Y ese final de Texasville, esa canción. ¡Que no había podido encontrar hasta hoy, hasta hace un rato! Y que me decidió a escribir esta notita.

Me pasé a Spotify, que al fin está en Argentina. Ah, sí, servicio gratuito (con variantes pagas) de canciones en streaming. Y como cada vez que pruebo una de estas cosas, la misma búsqueda. La canción del final de Texasville. Busco Texasville, y a lo sumo aparece “Queen of Hearts” de Juice Newton. Buenísima, sin dudas. Pero yo busco la del final, la de Johnny Rodriguez: “Let’s Leave the Lights on Tonight”. Había encontrado en otros lugares canciones del muchacho Rodriguez, pero no esa. Y hoy, sí, pongo el título de la canción y aparece, acompañada por una tapa fea de un compilado de grandes éxitos del cantante. Sin asociarla a Texasville, por lo que si uno la busca como parte de la banda de sonido no sale. Todavía, incluso en sistemas que nos guían de maneras asombrosas y nos ayudan y completan nuestros agujeros informativos y nuestra falta de memoria (o nuestra falta de ganas de chequear en “soundtracks” en imdb), hay que saber buscar.

Y pasemos a otro asunto. ¿Recuerdan los casetes compilados hechos de forma casera? Esos que nos regalaban o regalábamos, con anotaciones y dibujitos que tal vez sea conveniente no reproducir. Ahora los noviecitos y noviecitas (usemos términos vintage o viejos, a tono con el recuerdo de los casetes compilados) seguro que no se regalan casetes. Hubo algún breve tiempo de transición en que se regalaron CDs hechos para la ocasión, pero los años del CD compilado fueron menos que los del casete. El discman, claro, tuvo menos años de vida que el walkman de casete. Y llegó el MP3 y arrasó con todo a una velocidad asombrosa: “che, te paso un pendrive con estas canciones”. Pero, ¿dónde anotar los mensajitos de amor en un pen drive? tal vez agregar un video a la corta o a la larga comprometedor. Pero eso también terminó. Si tuviéramos un buen 3G (o un 4G), el streaming en el teléfono sería dominante en la calle, así como el streaming en las computadoras es dominante mientras se trabaja o se pavea. Ahora imagino que las canciones elegidas se regalan mediante la exhibición de playlists, o que se dedican radio stations en streaming. “Mirá qué buena selección que hice, tiene miles que la escuchan, y te la dedico…”. Y sí, esto excede a las canciones de película. Pero empezó por ahí, por la búsqueda de la canción final de Texasville.