películas

Por Javier Porta Fouz. Habíamos interrumpido este repaso del año ante el estreno y la recomendación de En llamas (Los juegos del hambre 2). Retomamos ya mismo, no vaya a ser que de repente se termine el año y no lo hayamos repasado por completo. Ya falta demasiado poco y, como ya sabemos de sobra, diciembre se va en tonterías y en arbolitos.

 

En la entrega anterior habíamos llegado hasta abril inclusive y ya había películas como para un top ten nada desdeñable. Quedan todavía dos tercios para revisar de este muy buen 2013 de estrenos. El primer jueves de mayo fue el 2. Rápido, si el primer jueves fue un día 2, ¿cúantos jueves tuvo mayo? Cinco, obviamente. En los meses de treinta y un días si el primer jueves cae 1, 2 o 3 tienen cinco jueves. En los casos de los meses de treinta días obviamente ya no corre la opción del 3. Y el caso de febrero ya lo hemos hablado. Les comento esto porque alguna vez pensé que todo el mundo se ocupaba de meditar acerca de estas cosas importantes, pero con la edad me di cuenta de que no, que la gente cree que los meses “tienen cuatro semanas”. ¡No! Incluyen cuatro semanas, pero tienen cuatro semanas y fracción. Claro, menos tres de cada cuatro febreros.

Ok, volvamos a los estrenos, el 2 de mayo se estrenó una de las mejores películas argentinas del año: El gran simulador de Néstor Frenkel, sobre la que escribí acá. Y una semana después llegaría una de las grandes películas del año. No, no fue Spring Breakers (¿alguien no la olvidó?). Fue el primer estreno comercial en el país de uno de los mejores directores en actividad: Hong Sang-soo, el director surcoreano del que pudimos ver En otro país. Sobre esa película escribí esto. Poco después, una de animación sorprendía gratamente: El reino secreto, mucho mejor que lo que prometían los antedecentes de los implicados. Escribí algo muy breve acá.

Y pasamos a junio. El primer jueves del mes trajo una película especialmente divertida, superficial, veloz. Una de esas películas seductoras sobre ilusionistas: Nada es lo que parece. Me gustó mucho en su momento y me sigue gustando en el recuerdo. La semana siguiente se estrenó El hombre de acero, y debo decir que con el tiempo cada vez me gustan menos las cosas que ya no habían gustado en su momento, como esa pelea eterna en la que rompen una ciudad, pero calculo que lo demás me seguirá gustando. Escribí esto.

El jueves siguiente tuvo una secuela que era casi imposible que estuviera a la altura de la original, pero que por ahora es mi película animada favorita del año (de las estrenadas, de las no estrenadas ese lugar lo ocupa la uruguaya Anina) y sobre el final tiene una secuencia maravillosa. Ese mismo día se estrenó Guerra Mundial Z, que a mucha gente le pareció un cachivache pero que creo que está lejos de serlo (o es un cachivache muy espectacular, o tengo debilidad por el cine catástrofe).

El último jueves de junio tuvo solamente dos estrenos. Uno fue Ritmo perfecto (Pitch Perfect), del que me hablaron bien y que tengo ganas de ver. Y el otro fue una de esas películas que van seguro al top ten. Una tercera parte fundamental.