Por Javier Porta Fouz. La larga etapa delirante del kirchnerismo genera momentos realmente extraños. No es novedad la mentira de la inflación y la destrucción del sistema de estadísticas públicas (por hablar de sólo uno de los hechos de extrema gravedad de este período). Una cadena gigantesca de mentiras con una enormidad de efectos perversos y que tiene, entre los fans (algunos se llaman militantes) del gobierno unos pocos que defienden lo indefendible y unos muchos que se hacen los sotas ante el ultraje a toda lógica. Si la realidad niega tus creencias y tus emociones políticas, no importa, que se joda la realidad: algo así parece ser lo que guía a tantos corazones llenos de amor por este proceso de destrucción masiva del país.
Vengo publicando notas sobre cine argentino, subsidios y política cultural desde hace quince años. Pueden buscar mi nota sobre criterios de clasificación por el caso de Plata quemada -ver revista El Amante número 99- o mi investigación sobre criterios de asignación de interés (o sea, definición de subsidios) -ver El Amante número 100- que exponía cómo los criterios de las comisiones perjudicaban al cine independiente. O la investigación sobre los subsidios para la película Manuelita (El Amante, revista Sinopse de Brasil). Esas notas tuvieron varias repercusiones en la realidad, pero no vienen al caso ahora. En los años que siguieron escribí muchas más notas sobre asuntos económicos del cine, la concentración de la cartelera, los peligros de no rodear al cine argentino con cines comparables (dejarlo sólo con Hollywood es una receta pésima, pero el nacionalista Jorge Coscia no estaba para nada de acuerdo con mi idea cuando lo entrevisté al principio de su gestión en el INCAA).
En los últimos tiempos publiqué otras notas sobre cine argentino, porcentajes de mercado, cantidad de estrenos y políticas culturales. Les dejo los links:
http://www.lanacion.com.ar/1541272-el-cine-catastrofe-argentino
http://www.lanacion.com.ar/1600849-recetas-para-pensar-una-industria-cinematografica-exitosa
http://www.hipercritico.com/secciones/cines/5895-numeros-contexto-y-preferencias-cine-argentino.html
Nicolás Prividera contesta acá a la última nota: http://www.otroscines.com/columnistas_detalle.php?idnota=8853&idsubseccion=11
Oscar Cuervo titula en su blog esto: “Fernando Martín Peña critica la posición de Javier Porta Fouz contra los subsidios al cine nacional”. http://tallerlaotra.blogspot.com.ar/2014/08/fernando-martin-pena-critica-la.html
Cuervo tuitea: “La campaña de Porta Fouz contra el cine independiente argentino empieza a dar resultados” y linkea a un anuncio de una investigación de La Nación data, de la que no tengo idea de por dónde va o por dónde encara el tema de los subsidios al cine argentino. Pero Cuervo ve cosas orquestadas, de esas que llevan a tantos hoy a hacer constelaciones mentales de la derecha, el menemismo, el neoliberalismo y los nostálgicos de la dictadura. Tuitea más veces: “Las notas de Porta Fouz contra los subsidios al cine nacional”. Y lo de “contra los subsidios al cine nacional” queda boyando, algunos comparten en Facebook, otros retuitean o ponen el link y repiten “Porta Fouz contra los subsidios al cine nacional”. No sé cómo hacen para leer eso en mis notas. ¿Cuándo lo dije? ¿Tienen link? ¿Está en alguna publicación en alguna biblioteca o hemeroteca? Quizás no les importe, porque también veo en los mismos muros una tabla con inflaciones comparadas entre la dictadura, el gobierno de Alfonsín y el “kirchnerismo” (el término está en la tabla) y les juro que ponen de inflación 231%. Aparentemente habría gente cree que la inflación acumulada de estos 11 años ha sido del 231%. En serio. 231%.
Sí creo, repito, que hay un aumento mal llevado de estrenos argentinos (ya lo escribí, por favor lean las notas de los links), una cantidad que incluso podría encauzarse mejor si el INCAA hiciera algo más por la distribución y la exhibición para apuntalar esa enormidad de estrenos, muchos de los cuales se pierden, se anulan, se estrenan como parte de un trámite. Políticas que vayan más allá de las exhibiciones en los espacios INCAA, (sí, tienen un precio de entrada irrisorio; no, no estoy en contra de que tengan entradas baratas, pero negar la inflación es otro tema: la entrada sin descuentos hoy vale la mitad de lo que cuesta una porción de pizza de muzzarella). Hiperproducción y proliferación y aumento notorio en la cantidad de estrenos sin lograr mejorar el porcentaje de mercado del cine argentino -y las gestiones del INCAA durante estos gobiernos que están desde el 2003 no han logrado mejorar el market share para el cine argentino, ya lo expliqué en una de las notas que linkeo, la que dice “recetas”-. Sin eso, producir y producir y subsidiar y subsidiar no tiene todos los efectos positivos que podría tener. Y sí, ya sé que la suerte económica y cultural de las películas no se juega solamente en las salas de cine. Fernando Martín Peña me nombra y explica eso, y también cuestiones básicas de política cultural que ya conozco. Y sí, el mercado no es la única variable para determinar una política cultural, pero ignorarlo y desestimarlo hace que las políticas culturales sean menos eficientes. Peña termina así “Todo es mejorable. Pero sólo se puede mejorar si primero existe." Un recurso de escritura dramático para que quede resonando en quienes lo leen que yo abogo por la finalización del apoyo estatal al cine argentino. Y así aparecen directores, productores, periodistas y otros a darle “me gusta” al comentario de Peña y a apoyar que sigan los subsidios: “¡claro que sí!, vamos contra este, que está contra los subsidios”. Y así siguen, yo soy el que está contra los subsidios, el de la “derecha cultural” o el que “le hace el juego a la derecha”.
El ambiente del cine argentino hoy -salvo pocas excepciones- parece tener muy pocas o nulas quejas ante el INCAA (al menos públicamente). Pocas voces, pocas preguntas, pocos cuestionamientos hacia las políticas del Instituto. Abroquelarse, “defender la cultura” y esas cosas, todo va de éxito en éxito. Éxitos como las dos películas sobre Néstor Kirchner -en un sainete que quedará para los libros de historia de las genuflexiones- y muchos más éxitos. Sin embargo, a mí me parece que falta una nueva Pizza Birra Faso. Una que transcurra en los noventa, claro, porque hoy ya no hay más miseria ni jóvenes empobrecidos y sin futuro.