PÚBLICO EN LAS SALAS DE CINE
¿Por qué algunas llenas y otras vacías?

Shine a LightPor: Gustavo Noriega. En estos días los suplementos de espectáculos de los diarios publicaron dos noticias que parecen contradecirse entre sí. Una decía que la cantidad de espectadores de cine de este fin de semana había sido muy baja, con algunos fracasos notables, como el de Shine a Light, la película de Martin Scorsese que pone en escena un recital de los Rolling Stones.

La otra noticia daba cuenta del éxito del Bafici, que según sus autoridades aumentó su público en un 60 %. La cifra no es muy confiable ni creíble pero lo cierto es que para cualquiera que haya concurrido estos últimos días en el Festival el suceso fue enorme y seguramente mayor que en los años anteriores.

¿Por qué algunas salas tan llenas y otra tan vacías? Aquí hay que ser prudente y no caer en reduccionismos instantáneos. Es seguro que la enorme mayoría de las películas exhibidas en el festival serían un fracaso si fueran arrojadas a la cadena de estrenos de los jueves. He visto, por ejemplo, a sala llena una película en la cual una persona leía a cámara un discurso de tres horas de Himmler. No lo digo para burlarme de la película ni vanagloriarme, creo que la experiencia fue muy interesante y tuvo un efecto bastante revelador sobre el nazismo y las posibles formas de contar del cine. Pero nada me obnubila tanto como para no ver que es una película que sólo se puede exhibir a sala llena en el contexto de un festival. Como ese ejemplo hubo varios más.

Lo que sí me parece, y aquí me permito un reduccionismo bastante fuerte, es que buena parte de la explicación de esta paradoja tiene que ver con el precio de las entradas. El Bafici mantuvo los precios del año anterior (seis pesos al público en general y cuatro para estudiantes y jubilados) lo cual resulta extraordinaramente barato comparado con los precios habituales, que llegan a triplicar esa suma. A 18 pesos la entrada, una salida en pareja puede convertirse en una pesadilla financiera. El cine a estos precios, aparentemente, se está suicidando.

¿Cuál es la lógica detrás de esa obstinación en mantener precios altos cuando baja la demanda, contradiciendo las leyes más elementales del capitalismo? Ya lo dijimos varias veces pero es necesario hacerlo una vez más. El negocio de la exhibición de cine en este momento pasa por las salas en los shoppings. Los fabulosos márgenes de ganancia de las gaseosas y del pochoclo permiten solventar salas vacías. Poca gente, con alto poder adquisitivo y hábitos de consumo intensos permiten que los números cierren. Así, que sólo se pueda entrar a esas salas con alimentos adquiridos en sus propios locales no sólo es una violación de los derechos de las personas sino la clave por la cual una enorme parte de la población quede al margen del cine.

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