CINE ARGENTINO: CANTIDAD Y CALIDAD
El recambio generacional

La Rabia de Albertina CarriConstrucción de una ciudad - documental de Nèstor FrenkelPor: Gustavo Noriega. El año 2008 será recordado como uno de los mejores de su historia en la producción cinematográfica nacional. La frase suena un poco rimbombante. Sin embargo, si nos ponemos a analizar la cantidad y calidad de películas gestadas por los jóvenes de la nueva generación de cineastas nos daremos cuenta de que no estamos exagerando tanto.

Lo que está sucediendo es que varios jóvenes de la camada aparecida a partir de 1995 con Historias breves están por su segunda, tercera, hasta por su quinta película en algunos casos. Muchos de ellos se han convertido en cineastas sólidos, con una obra consistente. Cada una de sus películas podrá gustar más o menos pero la enumeración de las obras da la idea de que este año se efectiviza un recambio importante.

Revisemos. Pablo Trapero estrena este año su quinta película Leonera, probablemente la mejor desde Mundo Grúa. Fue elegida para la competencia en el festival de Cannes. Lo misma participación tendrá La mujer sin cabeza, la tercera obra de otra consagrada, Lucrecia Martel, película que aun no hemos tenido la oportunidad de ver.

Esta semana se estrena la cuarta película de Albertina Carri, La rabia. Luego de Los rubios, su segunda y polémica película, es su mejor trabajo. Describe con arte y una rara sensibilidad la violencia que impregna la vida cotidiana en el campo, con algunas de las escenas más crudas que ha filmado el cine nacional.

En el Bafici se presentó la segunda película de Celina Murga, Una semana solos. Describe a niños nacidos y criados en un country que se encuentran una semana sin sus padres. Es muy diferente a la encantadora opera prima de Celina, Ana y los otros, pero igualmente sólida y bien filmada.

Si a los nombres de Albertina, Lucrecia y Celina les agregamos los de las directoras de las dos películas más interesantes del año pasado, Encarnación, de Anahí Berneri y La novia errante, de Ana Katz, comprobamos que una de las grandes novedades de esta generación es la incorporación de pleno derecho de la mujer. El cine nacional era un territorio de evidente misoginia, donde a las mujeres les resultaba especialmente complicado hacerse notar. Esa situación ha cambiado radicalmente.

Pero hay más. También en estos días se estrenó Construcción de una ciudad, un excelente documental que cuenta la historia de Federación, la ciudad sumergida en épocas de la Dictadura para construir una represa. Es la segunda película de Néstor Frenkel que ya había sorpredido con Buscando a Reynolds.

En el Bafici también se exhibió Los paranoicos, de Gabriel Medina, una película que pertenece y a la vez, discute con el universo de Damián Szifrón. Medina fue colaborador de Szifrón en sus películas y todos recordamos que su nombre es el de un personaje de Los simuladores. Con todos esos datos, Los paranoicos cobra un interés y un misterio que se develará cuando se estrene en la Argentina.

La frutilla del postre es la segunda película del creador de Balnearios, Mariano Llinás. Se trata de una extravagancia de más de cuatro horas de duración llamada Historias extraordinarias. Es una obra ambiciosa, llamada a ser la película más comentada del año. De ella hablaremos mucho en su oportunidad. Por ahora les recomiendo el número de El Amante que aparece en los kioscos aproximadamente el 13 de mayo, donde conversamos con Llinás y de las posibilidades de hacer cine en Argentina por fuera del INCAA.

Pero esa es otra discusión. Por ahora comprobemos que esta lista, incompleta y provisional, limitada a las películas de las cuales tengo noticias, demuestra a una generación en la plenitud de sus formas. El cine argentino está vivo.

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