EL ESTRENO DE EL SECRETO DEL BOSQUE DE NAOMÍ KAWASE
Las fallas de una crítica

El Secreto del BosquePor: Gustavo Noriega. La semana anterior se estrenó por primera vez en la Argentina una película de la realizadora Naomi Kawase. Para los habitués del festival de Buenos Aires, la directora es una de las grandes artistas del momento. Su película Shara (2003) está en mi top ten de todos los tiempos pero por supuesto no es la única joya de una ecléctica y extendida filmografía. El estreno de El secreto del bosque se veía empañado, metafórica y literalmente, por el hecho de que no se exhibía en fílmico sino en DVD ampliado, perdiendo de esa manera toda la precisión de su notable fotografía.

¿Qué debe hacer el crítico ante un caso como ese? Aparece una oportunidad extraordinaria de acceder a una directora que en el resto del año, fuera del cobijo del festival, no está a nuestro alcance en una sala. Pero las condiciones de exhibición alteran el producto de una manera tal que es difícil llegar a una valoración precisa. No es un dilema de fácil resolución.

Lo que seguro no debe hacer un medio que se precie de querer tener una intervención cultural potente es dejarle el comentario de la película a un crítico que no esté en condiciones de apreciar los valores de una película de estas características. Eso es lo que hizo La Nación encargándole la crítica de El secreto del bosque a Adolfo Martínez.

Martínez no menciona el hecho de que la película es exhibida en DVD (aunque figura en la ficha técnica) y de las dificultades derivadas de ese formato. Lo que resulta esencial para Martínez es que la película es oriental y que eso la hace inaccesible para un espectador occidental. El título de la nota es: “Fábula amarga con un ritmo por demás cansino” y cito a modo de ejemplo algunas de sus frases: 

“El cine japonés, como todas las producciones orientales, posee una serie de códigos que muchas veces se tornan de difícil comprensión para los espectadores de Occidente.”

“Si bien la directora Naomi Kawase supo imprimir emoción a su historia, ésta se torna demasiado cansina para el público acostumbrado a adherirse a otro tipo de relatos.”

“Machiko Ono y Shigeki Uda protagonizan este largo camino en busca de sus recuerdos, en tanto que la fotografía y la música aportan calidad a este film, que busca emocionar a través de esos códigos que la cinematografía oriental sabe encontrar en sus costumbres.”

Si bien nada de lo que dice Martínez tiene demasiado sentido (adherir a un relato, esos códigos, imprimir emoción), la idea de que hay códigos orientales que un occidental no puede apreciar debería estar prohibida para cualquier crítico de arte y ha quedado un poco vieja desde la época de Marco Polo. No es mi intención denostar particularmente al pobre Martínez que tiene todo el derecho del mundo a no estar interesado por una película japonesa y a ignorar la obra previa de Kawase, que no es mencionada en la crítica. Simplemente Martínez, que hace buenas entrevistas y  que ha trabajado periodísticamente con profesionalismo a lo largo de varios años de su carrera está haciendo algo que no le corresponde.

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