SOBRE LA CRÍTICA
Dos formas de entender al cine

Ilustración de tapa Cahiers du cinema (primera época)Por: Gustavo  Noriega. Hace un tiempo que me viene provocando rechazo una práctica común de la crítica cinematográfica. Es la idea de ver la película sobre la cual se está escribiendo no como un elemento acabado en sí mismo sino como la pieza de un sistema. Entonces, el crítico traza genealogías, describe influencias y establece cómo esa obra en particular se parece y se diferencia a otras del mismo director. Esta forma de analizar los filmes tiene un antecedente extraordinario y es la crítica que se hacía en la primera época de los Cahiers du cinéma, donde los jóvenes redactores (que luego, convertidos en directores, darían lugar a la Nouvelle Vague) revalorizaban el cine industrial norteamericano encontrando en ese sistema de producción de películas en serie a verdaderos artistas. Casi uno podría decir que esa forma de analizar que ahora me provoca rechazo es la única posible con autores como John Ford y Alfred Hitchcock.

Pero no todos los directores tienen una obra capaz de dibujar un tapiz tan lleno de detalles como los dos maestros nombrados. Esa agudeza ejercida por los jóvenes cahieristas ahora se convirtió en su caricatura. Lejos de ser un ejercicio arduo de inteligencia, la crítica a menudo elude la confrontación con una película en particular, gambetea la posibilidad de escuchar lo que esa obra nos está diciendo con la mucho más cómoda actividad de señalar a qué otra película de otro director se parece o cómo modifica o reafirma el panorama trazado por sus películas anteriores.

En esto estaba pensando cuando me puse a leer un libro comprado en la Feria (una agradable oferta), las conversaciones de Sergio López con Adolfo Bioy Casares, titulada Palabra de Bioy, editado por Emecé en el 2000. Allí , López cuenta:

“Cuando llego, Bioy está leyendo el suplemento literario de un conocido diario argentino. Me recibe con el diario en alto, como si fuera una prueba de la decadencia del país. ‘Influencias’, me dice. ‘Ya no hay libros buenos o malos, solo influencias’. Después de unos segundos, agrega: ‘Lo peor es que el artículo está escrito en octosílabos’”.

Volviendo a la crítica creo que hay dos formas de entender al cine: como un sistema cerrado en si mismo, que nos protege del mundo real y que lo reemplaza o, por el contrario, como una ventana abierta al mundo, que nos permite verlo y conocerlo de una manera más intensa. Cada tipo de crítica está relacionado con esa dicotomía: o vemos a las películas como partes de un gran juego que puede prescindir de la realidad o como imágenes tomadas del mundo que deben ser tenidas en cuenta una a una.

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