umma y rene

Por Cicco. Adonde se va el mundo. Justo cuando nos habíamos acostumbrado a gente entrada en años, luciendo como treinteañeros, justo cuando nos habituamos a ver mujeres con botox, lifting y siliconas, ahora llegan los cirujanos con una nueva técnica: cambiar radicalmente de cara. Si vio los diarios de esta semana, sabrá que eso ya no es ciencia ficción. Es el debate más novedoso de la ética científica. ¿Se puede cambiarlo todo?

 

Habrá leído y visto con pavor, las fotos de la nueva cara de Umma Thurman, era bella y ahora, no lo sabemos muy bien. A mi mujer le encanta Umma. O, para decirlo de otro modo, le encantaba. “¿Pero ya no te gusta más? Si aún no la viste actuar con la nueva cara?”, la interrogué cuando estrenó cara nueva. Para mi señora, Umma Thurman ya no es mas Umma Thurman. Y tampoco le importa como actúe. Para mi señora, Umma está sepultada. “Está muerta viste”; me dijo. “Umma ya no exixste más”.

Los medios que gustan ponerle nombre a todo, lo llaman efecto Renée Zellweger, la primera de las celebrities en cambiar de caripela de la noche a la mañana. “Me alegra que la gente me vea difernte”, dijo Renée en su momento, ante el aluvión de criticas que coincidían en que antes, gordita y simpaticona, estaba mejor.

Los expertos concluyeron en aquel entonces que Renée, entre otros retoques radicales, se había sometido a una blefaroplastia superior (se quitó el exceso piel en los párpados superiores) y se extirpó, escuche bien, las bolas de Bichat -en criollo,grasa en las mejillas-, Además, la chica del Diario de Bridget Jones, se serruchó -¿hay una forma mejor de decirlo?- el rostro, lo cual le dio a su redondez un ángulo más, le dijeron los cirujanos, interesante.

Ya no se trata de verse jóvenes. Ahora ésta gente, es otra persona. Muere y renace, previo paso por el quirófano.

El debate da para largo. Lo que coinciden, fans y no tan fans, es que los resultados de bisturí recargado son para reclamar de vuelta el dinero.

Los cirujanos estéticos, quienes ahora ofrecen infiltraciones de ácido hialurónico o cantopexia para rejuvenecer ojos, deberian rendir cuentas de una disciplina que, según parece, ha llegado demasiado lejos. Ya no se trata de refrescar el rostro, recuperar años perdidos, mejorar la sonrisa, quitar arrugas. Eso es el pasado, trabajo fino. Parte de la primera oleada de la medicina estética. Ahora, hay gente que se afina el rostro, que se ensañcha el rostro, que se alisa el rostro como si fuera dibujito animado, en fin, si algo quedaba en la estampa de una persona, eso no va más.

Piénselo, claro, si esto sucede en el mundo de Hollywood, ¿qué les queda a los miles de anónimos que quieren ser otros? Una vez, un cirujano amigo, me contó :”La gente ahora viene con la foto de Brad Pitt o Angelina Jolie y me dicen: haceme así.” Mi amigo cirujano les explica que, claro, la cirugía estetica habrá avanzado pero tampoco hace milagros, pero ellos insisten. Y mi amigo, que tiene su ética, los deriva al psicólogo. “Es que hay gente que está mal con su vida y aún cuando la operás siguen queriéndose hacer mas cosas. Y no paran hasta que se arruinan la cara.”

El día de mañana, imagino, a la gente le bastará con apretar un botón cuando despierta para ponerse el rostro que más quiera. Nuestro cuerpo sera más que carne y hueso, algo así como arcilla y plastilina. No habrá feíto, excepto aquel que, como suele suceder, no tiene cómo costear el servicio.

Cada uno podrá elegir la cara del famoso que más le siente, de acuerdo a las necesidades que requiera su día. Rubia despampanante para pelear el sueldo. Morocha tímida para buscar pareja estable. Y así. Y tal vez, quíen sabe, Umma Thurman vuelva a ser la Umma que todos conocemos. Y aún con 124 años se embarque en filmar una tercera parte de la saga Kill Bill, sable en mano, los bíceps firmes, los muslos tonificados y el rostro 100%, pura plastilina.