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Por Cicco. Van varias veces que escucho en radio o en el noticiero, lo rapidito que pasan las noticias sobre desastres naturales, ataques terroristas o países desmesurados donde la gente muere a lo pavote. Son temas que les queman en las manos a los periodistas. Apenas pueden, se lo sacan de encima.

Como máximo, el presentador lee la crónica, levantada y calcada de la web, y dice algo de compromiso para rematar como “Siempre hay inconscientes en el mundo”. U “Otra vez, Libia es noticia por ataques así”. O “Tremendo” y hace un gesto con el labio de abajo, expandido: un puchero bah. Pero, pasada la noticia, nadie termina de entender nada. Ahora bien, cuando llega el turno de una pareja de celebrities que se separa, o la derrota de River del domingo, ese, mi amigo, es otro cantar.

¿Perdió River? ¿Boca goleó? ¿Se separó Tinelli? A la flauta. Esos, para los medios, son los verdaderos temones. Se convocan especialistas. Se inicia un debate. Cada uno de los periodistas tiene algo para decir, He visto còmo los propios conductores se pelean a los gritos por el mal rendimiento de un equipo. Pero, claro, salta un episodio de desastre humanitario, hambrunas, epidemias inauditas, un acto atroz de descuido y vanidad donde alguien mata a muchos porque sí, porque quiere ser famoso de algún modo. Un homicida que queda fuera de prisión por error de papeles. Y los periodistas, se quedan mudos.

Lenta pero sin pausa, el periodismo local se transformó en una tribuna cada vez más seria y pro en temas nabos. Un gran panel de expertos en historiales futboleros, en rendimiento de equipos, en seguimiento amoroso de estrellas, que arrastra a su público semana a semana a su propia idiotez.

El último domingo fue portada de Viva, una nota que cambia radicalmente nuestra vivencia de la vida y la muerte: una investigación en Inglaterra sobre dos mil casos, algo de un alcance histórico, donde los científicos concluyen que la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo.

El médico Sam Parnia que condujo la investigación, afirma que aún cuando el cerebro se apaga a los 30 segundos que el corazón deja de funcionar, muchos pacientes conservaban recuerdos de hasta tres minutos luego de su muerte cardíaca. La puerta que abre este descubrimiento, es inimaginable.

Me pregunto: ¿No hay mejor noticia que esa, no es cierto? Sin embargo, ¿la vio comentada en algùn lado? ¿Vio a un periodista convocando expertos en neurociencias, clìnicos, cardiòlogos para continuar este debate donde está en juego cada ser vivo que amamos y perdimos, donde por fin queda avalada la fe en un más allá? Poco y nada.

El hombre descubre que su alma sobrevive a la muerte, y sólo se pregunta seria, profundamente, desde el centro de su corazón si es verdad que Tom Cruise y John Travolta fueron pareja. Eso sí que pone en juego el futuro de la humanidad. Un verdadero temón.