karina rabollini

Por Cicco. Es cálida. Humana. Carismática. Franca. Ubicada. Realista. Bella. Y sobre todo, acometió su hazaña más grande: soportar 30 años conviviendo con Scioli. Y sí: la queremos a Karina Rabolini. La queremos tanto, que la catapultamos, desde este humilde espacio, como futura presidenta de los argentinos.

 

No sabemos cómo nadie se dio cuenta aún. En verdad, Scioli, pobre él, es sólo el segundo de Karina. Es la sombra del carisma de su mujer. La cáscara de la fruta. El tallo espinoso de la rosa.

La gente no lo quiere a Scioli. La quiere a Karina. De hecho, los votantes de Scioli son, en gran medida, votantes encubiertos de Karina. Se dicen a sí mismos, en el cuarto oscuro: “Con ella las cosas no pueden ir tan mal”. Y bueno, si van mal, aunque sea en los noticieros la tendríamos cada dos por tres a Karina.

Creemos que hubo un error de impresión en las listas. Un dedo que apuntó donde no tenía que apuntar. Y terminamos, por poco eligiendo a Scioli como presidente –se verá en semanas si eso sucede-, cuando en verdad, la queremos tanto a Karina.

Para serle franco, el único medidor humano que tenemos para saber quién es Scioli es su esposa Karina. Si ella se mantuvo 30 años a su lado, algo bueno, algo tierno, algo romántico debe tener el gobernador de Buenos Aires. Sabemos, en fin, que Scioli está vivo gracias a Karina.

Y bueno, votamos a Scioli en función de Karina. Ella, al fin de cuentas, no puede estar equivocada.

Si hubiera tenido final trágico temprano, hoy más que admirando a Karina en la tele, en los spots, en el codo a codo frío y salvaje de los actos políticos con redoblante y papelito, estaríamos encendiéndole velas en altarcitos a Karina al costado de la ruta. Llevándole puñados de cabellos rubios en su honor. Un par de bandas le hubiesen dedicado canciones lindas y tristes.

Ay, Karina, Karina. La carrera presidencial hubiese sido infumable, sin vos. El equivalente a un partido con o sin Messi.

Cuando Scioli tuvo el revés en las elecciones, ella se puso la campaña al hombro y giró por el país buscando votos para su marido. Desandó kilómetros y más kilómetros mostrando a la gente que su marido será un presidente eficaz y transparente, que pertenece, como ella, al género humano. Y nosotros, fieles seguidores suyos, devotos empedernidos, hasta en eso, aunque cueste, le creemos.

Karina presidenta. Scioli chofer privado.