 Por: Pablo Llonto. No pudimos evitar un minuto, o un minuto y medio de simpatía. Fue el jueves pasado, durante las audiencias públicas en el Tribunal Oral Federal de La Plata. Declaraba como testigo, en el juicio al cura Von Wernich, el señor Juan De Stéfano, hoy convertido en periodista deportivo, ayer presidente de Racing, anteayer militante irrazonable de los oscuros y jurásicos grupos sindicales del peronismo. Es curioso. Ha sido De Stéfano, el hombre de Victorio Calabró, el testigo que ha dejado en los estrados la mayor condena para ese hijo de Dios que hoy se sienta a la derecha del Tribunal.
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