DESDE EL PÚLPITO MAYOR
Haz lo que yo digo

José Ignacio RucciPor: Pablo Llonto. La cháchara periodística (gracias post mortem don Vicente Saadi) ha sido implacable esta semana. Nunca supimos tanto de estadios para jugar al tenis ni de la vida de Rucci. La deformación llegó a tal punto que estuvieron a punto de convencernos de que el estado empobrecido y sin billetes para los maestros debía ocuparse de financiar la Copa Davis y de que Rucci era un angelito peronista.

Pero de pronto…

Desde el púlpito mayor de la clase media argentina (la página 2 de Clarín) el director del diario Olé tuvo la infeliz idea de reclamar autocrítica.

La pide para los protagonistas violentos de los 70, sin explicar dónde estaba él en aquellos años, con ese lenguaje perplejo de quienes creen que todo aquello que ocurre en la sociedad lo hacen otros y nunca nosotros.

La palabra autocrítica, señor Roa, siempre es artificial cuando uno la desecha para sus propios actos.

Estamos esperando, por ejemplo, la autocrítica de Olé y un par de párrafos que expliquen:

-¿Por qué Olé cerró la revista Mística – el mejor producto en revistas que había sacado el grupo Clarín –hace ocho años?
-¿Por qué dejaron en la calle a decenas de trabajadores y los apalearon cuando reclamaban reincorporación?
-¿Por qué reprimen todo intento de organización sindical de los periodistas de Olé?
-¿Por qué Olé se especializa en contratar pasantes (figura prohibida por nuestro Estatuto del periodista), no cumplir la legislación laboral y reírse en la cara de quien reclama horas extras?
-¿Por qué no permiten las asambleas en el diario, las elecciones de delegados sindicales o la libertad de expresión a los periodistas que no coinciden con la línea comercial-periodística del diario?

La indignación de los cómodos, nunca mejor representada en nuestro país por una señora llamada Mirtha Legrand, alimentan día a día nuestro asombro. Algún día un programa de televisión se dedicará a poner la cámara en lugares incómodos. Las redacciones de los diarios, de los canales, de las punto.com, de las radios. La abundante retórica que nos caracteriza, no es otra cosa que la consagración de un refrán tan añejo como los planetas: “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

Usted, lector, dirá de qué nos quejamos tanto si al final lo único que hizo el pobre de Roa es reclamar autocrítica…Ya lo hemos dicho, pero insistimos. Mire, ¿de qué piensa que podíamos hablar en una página que se llama Hipercrítico?

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