KILOS DE PAPEL A LA BASURA
La prensa canalla

DTDiego SimeonePor: Pablo Llonto. Es tanto el tiempo que el periodismo tiene para perder que las dos estupideces que colmaron la semana (el cambio de hora y la renuncia del Coco Basile) ilustraron como nunca aquello de "hablar por hablar". Nos toca aquí exhumar algunos caretajes que ya nos tienen podridos. En especial, el asunto de comernos a los técnicos.

La arrogancia

El comentarista matinal de radio Mitre asegura que "la diferencia de edad entre Basile y los jóvenes futbolistas de la selección", es la razón para que se lleven mal. Basile tenía que irse.

Niembro habla de "hecatombe" y así justifica la salida del entrenador; Bilardo serrucha y serrucha y no hay quien le pare el carro; en el catalogo de supermercados autodenominado "diario Clarín" se sostiene, después de la caída en Santiago de Chile,  que "si los talentosos sobran y las estrellas brillan en Europa, en algún lado están las fallas. Y evidentemente las fallas no son de los futbolistas…(firma: Hernán Castillo)".

Un caprichoso zapping por las radios devuelve frases como estas. "Basile vago", "Basile antiguo", "Basile enemigo de la pelota parada". De pronto, el Basile canchero, bien colmado de códigos de vestuario, recontraganador con Boca, que el mismo periodismo llevó hasta las alturas, ya no es nada de aquello.

Y aquí las canalladas: ¿no era que los contratos de trabajo de los entrenadores debían respetarse? ¿no conocían a Basile dos años atrás? ¿No es que poner a los tres enanitos, o a los cuatro, iba con la esencia del fútbol argentino? ¿No era que Dante Panzeri era un maestro y que fue Panzeri quién reflexionó que los técnicos apenas influyen en el cinco por ciento de un equipo? ¡Cuántos kilos de papel a la basura!

La prensa voltereta, a la cual ya dedicamos una columna, se prepara para endiosar y moldear la desmesurada estatua del próximo DT de la Selección Nacional a quien, "le abrirá un crédito inmediato".

¡Fariseos! En los años treinta abultaron de tal manera la figura del entrenador hasta llevarlo a un sillón de oro del que hoy difícilmente se bajarán. ¿Cuándo será que volveremos al simple seleccionador, casi imperceptible?

La culpa es nuestra. Los rostros de los entrenadores en los medios de comunicación, hace ya rato que superaron a los de futbolistas. El juego perverso es más o menos así: Tres partidos seguidos ganados igual a "el hombre que le cambió la forma de juego al equipo". Dos empates y una derrota igual a "el hombre que está evaluando dar un paso al costado".

Desde los sesenta, cuando un hoy bien ignorado Carlos Cavagnaro (técnico de moda en los medios) impuso el slogan plañidero "Nosotros somos los fusibles, volamos cuando los jugadores o los dirigentes hacen mal las cosas", la cantinela de los periodistas pidiendo cabezas, sin sentido, es inagotable.

Mientras tanto, los futbolistas, seres humanos que ejercen el humano derecho a jugar un día bien, otro regular y otro mal, parecen eludir las reflexiones necesarias: ¿Hasta cuándo creernos que tenemos los mejores futbolistas del mundo? ¿Hasta cuándo demorará la justicia moral de poner a cada quien en su lugar y terminar con la superficialidad en la prensa deportiva? En el mundo del consumo, nos impusieron consumir Messi.

Encima, en la tarde del domingo, después del superclásico, un periodista (al estilo Pipo Sintes) con ansias de figuración le dispara a Simeone al final del 0-1 en el superclásico: "estos jugadores sin huevos", y luego repite siete veces la palabra "huevos" para tratar de arrancarle al Cholo un reto a su plantel, en otra muestra más del analfabetismo periodístico que nos rodea. Caramba, así que todo se arregla con "huevos".

Hacerse los guapos con los entrenadores. Ay, ¡qué miedo que nos dan!

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