EL REGRESO DE LAS IDEAS |
Humille Cappa, humille |
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Pero… ¿es que volvieron o el oportunismo de nuestra prensa nos ha desconcertado?
Cuando buena parte de nuestros colegas parecían presos de la paranoia del resultadismo, apareció Huracán. Y con el equipo de Parque Patricios la palabra “toque”. De pronto, en publicaciones y en programas de radio, en la propia tele y en Internet, se percibe un entusiasmo por los “pibes de Huracán” y por la “coherencia” de su entrenador.
No tenemos muchas certidumbres sobre el futuro de estos análisis. Si nos mantenemos en la desconfianza podemos decir que nuestra prensa hoy besa devotamente todo aquello que tenga que ver con el equipo de Parque Patricios, sólo porque es uno de los candidatos al título.
Es decir, estaríamos viviendo una etapa de periodistas camuflados.
En verdad, la mejor prueba de que ha finalizado la etapa de la pereza ideológica, vendría después de un mal resultado de Huracán.
Esta hipótesis, que pone los pelos de punta en cualquier cabeza quemera, sería más o menos así. Primer acto: Huracán no obtiene el título en el Clausura. Segundo acto: Huracán no obtiene el título en el Apertura. Tercer acto: Un sector importante del periodismo celebra la continuidad de Cappa en Huracán, aplaude al equipo, defiende el pensamiento del “jogo bonito” e invita a las multitudes a concurrir a los estadios para disfrutar a los muchachos del Globito.
En ese optimismo ingenuo, renacen los debates filosóficos. La impaciencia de los periodistas por una Copa se termina y podemos discutir de nuevo, desde la prensa, cuestiones tales como:
-En el deporte se debe disfrutar un segundo puesto, y un tercero y un cuarto.
-Que esperan los entrenadores para enseñarles a nuestros hijos que vale tanto una gambeta como un gol.
-Hay un fútbol de izquierda y un fútbol de derechas.
Entonces, aguardemos. Nos queda por confirmar si este reacomodamiento de cierta prensa tiene que ver con el famoso pragmatismo de estas épocas, o si el vacío espiritual de tantos años de Bilardo, Macaya, Niembro, ciertos desaforados escribas-barrabravas de Olé y otros devotos de la timba y el fútbol, ha permitido el surgimiento de una nueva generación de periodistas deportivos, capaces de defender una idea en el momento de pisar una redacción: “soy feliz cuando vuelvo de la cancha y un equipo ha jugado bien al fútbol”.
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