MESSI ES O SE HACE
La prensa y el mármol

Lionel MessiPor: Pablo Llonto. Una doctrina periodística, no escrita, se refiere a la inmunidad de los ídolos. O a la inmunidad de las estrellas. Resignados seguramente por tal sensación, los medios de comunicación “especializados” guardan aún la reverencia infinita al jugador del momento, al mejor jugador del mundo, al chiquilín “más parecido a Maradona” que ha brindado estas tierras. ¿Se trata entonces de un periodismo con máscaras? ¿Es que vamos a permitir que un comentarista de pesadillas como Sanfilippo se convierta en la vanguardia de los analistas?

En el decurso de los centenares de artículos escritos sobre entrenadores hemos planteado nuestra simplificación de la historia: la prensa erigió a los técnicos como los responsables de los triunfos y derrotas de un equipo. Pasamos, de pronto, a ignorar la más elemental simpleza del fútbol. Quienes juegan son los once, y no el técnico.

La espada de Sanfilippo, y la de otros, ya pide la cabeza de Maradona. Una voz, dos voces, mil voces, nos dicen que el equipo argentino está mal formado, que “debemos jugar” de tal o de cual manera. 

Casi nadie arroja los interrogantes hacia los jugadores. Y en especial hacia el joven, frágil y moderno jugador del Barcelona. En este mundo de exageraciones y pleitesías al oro y a la publicidad, la prensa quiere hacernos creer que hay dioses, y que visten pantalón corto.

Entonces hablan los Sanfilippo, los Washington Cucurto y se llenan la boca de reclamos. Y van con la misma cantinela. El entrenador. La Selección Argentina juega mal por culpa del entrenador.

Ustedes dirán que es algo muy trillado. Y que ya sabemos que el fútbol es una expresión de cada una de las partes que está en el campo de juego. 

Pero es que no sé si lo sabemos. La semana pasada rescatamos la simpleza de un entrenador que disfruta de sus jugadores (Cappa). Ahora estamos asumiendo la defensa de un entrenador a quien le exigen clasificaciones, resultados, belleza en el juego y coherencia al hablar. 

En La Nación de esta semana podemos leer: “El dilema del que hablamos tras el triunfo con Colombia continúa con absoluta vigencia luego de la derrota con Ecuador, ¿a qué juega la Selección?” Colegas de La Nación, la Selección juega como saben hacerlo sus jugadores. Y no tenemos más que eso. Ni los tres fantásticos, ni los tres diamantes, ni el equipo de las estrellas. 

¿Y de Messi?, sí señores, de Lionel Messi, ¿algún día vamos a decir algo?

Porque está bueno eso de creernos que en todas las épocas debe existir un Dios del fútbol.

Lo grave es no darnos cuenta que los sueños tienen principio y tienen fin.

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