DE NUEVO ARAUJO
Todo para atrás 

Marcelo AraujoPor: Pablo Llonto. Cada tanto, los argentinos, hacemos las cosas al revés. Hay quienes llaman a todo ello, la ley del péndulo. Es el momento en que regresan sodomitas y gomorreros, y es también el momento en que retorna Marcelo Araujo al relato futbolero. ¿Será que Canal 13 quiere contratarlo otra vez?

Como muchos de ustedes – y de nosotros – no participamos del privilegio de ser abonados a Direct TV, nos hemos perdido el modesto y espiritual estilo de Araujo en los relatos de la Copa Confederación que finalizó ayer en Sudáfrica.

Porque ahora ya es tarde para arrepentirse, y una patética condena nos aguarda a todos. Los que siguen anclados en las épocas de la mediocridad, el individualismo y la ideología privatizadora pueden estar contentos: gruñidos en pantalla, obediencia debida al poder del fútbol y la patriótica actitud de insultar a los jugadores que no vistan la camiseta argentina.

Pero vale la pena preguntarse, ¿el regreso de Araujo tiene otros puntos de contacto? ¿Es producto del momento y de la realidad que vive nuestro fútbol y también de la que vive nuestro país?

La corta vida de la renovación futbolera y, en menor medida, de la renovación periodística indica que le estábamos pidiendo a los futbolistas, a los dirigentes y a los periodistas, algo de lo que no había. O que había poco.

En los palacios de la Cosa Nostra deben estar contentos. Hace tres días, en la residencia del embajador argentino en Sudáfrica, Julio Grondona cenó con Araujo y Niembro. Hubo vino, espumante, custodios, autos de lujo, y diálogos reservados sobre la Selección Nacional.

Las pantallas de Fútbol de Primera tienen sus misterios y sus obsesiones. Las presencias sustanciosas y honorables de Juan Pablo Varsky y Fernando Pacini no merecen ni el predominio ferozmente moderado de Macaya ni el rumor grave de una “vuelta a casa” de Araujo.

Símbolo de los 90, como Direct TV, como Menem, como las AFJP, casi no hay relator de fútbol en la Argentina que no envidie a Marcelito. Evocan su creatividad, su desfachatez, sus silencios.

Araujo es el periodista, por ejemplo, que pide expresamente que los compañeros de Robinho “lo caguen a trompadas” porque, entre otras cosas, cuando festeja los goles agarra un micrófono para decir “alguna estupidez”. Justo él.

En fin, durante estas horas, en que uno ve que al periodismo en general le da todo igual, el presente y el pasado, no está de más señalar que no disimulemos que se viene una etapa de derrumbamientos.

En una patria en la que Luis Barrionuevo está descorchando champaña, es hora de realizar nuevas interpretaciones de la realidad.

Luego vendrá, la hora de la penitencia.

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