DIRIGENTES Y CLUBES ENDEUDADOS
La prensa necia

AfaAfa frentePor: Pablo Llonto. Los personajes del periodismo deportivo argentino escriben ¡Rayos y centellas! u otras expresiones del folclore gráfico cuando, una vez por año, el sainete de la deuda de los clubes nos alumbra. El lenguaje es, por decir algo, moderado. Nadie se anima a mandar a la misma mierda a quienes son los responsables de la eterna crisis de nuestro fútbol.

¿Por qué debemos guardar siempre una sonrisa para los dirigentes de la AFA? ¿Por qué esa lógica cotidiana de sobarles el lomo o mostrarnos austeros en la crítica a quienes crearon un sistema de enriquecimiento similar al curro de los peores políticos?

La vieja costumbre de exhibir el fracaso de los clubes un ratito cada doce meses es como la peste.

Fue el tema de la semana. 

Será el tema de la próxima semana.

Después de mostrar las evidencias (sueldos exorbitantes, ganancias de los intermediarios, apropiación de los chicos de las inferiores, inversores chupasangre, cheques sin fondos, negociados entre los amigos de Grondona), gracias a las cuales ahora los argentinos sabemos más de corrupción y malas administraciones, el periodista medio llega a su biblioteca, intenta buscar la palabra exacta, el término fulmíneo, y toma el micrófono para decir:

“El presidente de la AFA aseguró que si les dieran el Prode Bancado la solución sería total”.

A la inversa de lo que ocurre con dirigentes políticos, económicos, sindicales o piqueteros, Grondona y el inservible Comité Ejecutivo no merecen nunca un adjetivo.

Grondona jamás será “el cuestionado dirigente de la AFA”. Los demás integrantes del C.E. nunca verán sus apellidos precedidos por el efecto de un título como “discutible directivo”.

Los movileros, en especial, reservan esos términos para D’Elía, Moyano, Castells.

Resulta que son lo señores del desastre dirigencial más largo de la historia del deporte (tres décadas de clubes en concurso de acreedores o en quiebra), pero la prensa los trata como ilustres.

Y ahora, además, se despachan con pedidos de ayuda al estado o el fabuloso verso de hacerle creer a la gente que la timba salvará al deporte.

El descalabro y la ruina que se vendrán no parecen conmover a nuestros colegas. Fútbol con apuestas, es igual a fútbol más turbio.

Habrá que anotar: 2009, el año en que se coronó la cochinada.

Pero un buen día – tal vez en la siguiente primavera – todo se habrá olvidado. El deber “político” del mes siguiente llevará a los mismos periodistas a quedar fascinados, obnubilados, por la clase dirigente.

Con pretextos diferentes se elogiará al dirigente de Vélez, porque Vélez salió campeón; al de Estudiantes de La Plata porque logró la Libertadores; al de Chacarita, porque consiguieron el ascenso. Se habrán terminado los bravos cronistas que argumentaban que el fútbol ya no da más y que se deben sanear los balances y evitar los despilfarros.

Que los clubes están en situación de quebranto se sabe antes y después de TyC Sports

Que los dirigentes jamás respondieron con plata de sus bolsillos por los demenciales manejos, también.

Pero estamos en el país de las contradicciones, es cierto. Y no fue un capricho de Discépolo: cualquiera es un señor.  

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