TEORÍA Y PRÁCTICA PERIODÍSTICA
¿Mono qué?

MonopolyPor: Pablo Llonto. Sesenta y cuatro años después de su fundación, el diario Clarín recordó la existencia de la palabra monopolio. Lo hizo el pasado domingo, en la página nueve, con enaltecedor entusiasmo, el periodista Miguel Wiñazki, convertido desde hace un tiempo en un pragmático publicista de todas las ideas del neoperiodista y ex contador, Héctor Magnetto.   

En el fondo, Wiñazki es inocente, por aquello de la Obediencia Debida y por su escasa contaminación con los sectores populares que consumen, entre otras cosas, fútbol. Según el artículo del filósofo cautivo, “la imputación (de monopolio)...es un estigma que se le aplica a Clarín y por carácter transitivo a sus periodistas, imputados tácita o explícitamente de trabajar en un espacio ilimitado (¿?), único, imperativo”.

Quizás el periodista W. no sepa que hasta un mes atrás, los partidos de fútbol se emitían sólo por los canales que el Grupo Clarín determinaba.

Quizás tampoco conozca que los noticieros de los canales de toda la Argentina no podían pasar los goles de los partidos hasta que el canal de Clarín no decidiera poner fin a su programa Fútbol de Primera.

Quizás desconozca el “juramento” que se les hacía firmar a todos los camarógrafos que entraban a un estadio, comprometiéndose a no emitir imágenes hasta las doce de la noche del domingo.

Quizás le hayan ocultado que en la Argentina algún presidente rubricó decretos de necesidad y urgencia para conseguir que los partidos de los seleccionados nacionales se emitieran por la televisión abierta y tuviesen acceso todos los argentinos.

Quizás nunca fue a la cancha para mezclarse entre la gente que comentaba lo difícil que era ver fútbol, en varias localidades, si uno no estaba abonado a los canales de cable que compraba el Grupo Clarín.

Quizás en su barrio siempre existieron cuatro o cinco cables que trasmitían todos los partidos en vivo, todos ellos sin decodificador.

Es interesante su apreciación de que el diario “tiene el 31 por ciento de audiencia (¿?) de medios escritos”, y que para ello no tome en cuenta, entre otros, al diario “La Razón”, que casualmente pertenece al grupo Clarín, ni que advierta los medios gráficos del Interior que también pertenecen al Grupo, todos ellos hábiles reproductores, casi a la perfección, de las noticias y fotografías que publica el matutino Clarín.

Pero más enternecedora es la definición de monopolio que nos acerca: “según la teoría económica se denomina monopolio a un mercado en el cual hay un solo oferente del producto o servicio en cuestión”.

Con esta definición, generosamente capturada de algún Larousse Ilustrado del siglo pasado, el texto nos deja más tranquilos. Ya nos parecía que estos malditos comunistas camuflados que son los legisladores yanquis, se han equivocado toda la vida cuando definieron monopolio como “ todas aquellas combinaciones tendientes a restringir la competencia”.

Restringir Mister W; los inventores del monopolio hablan de “restringir la competencia”.

Volviendo al artículo, seguramente gran alegría ha causado la página nueve del diario entre las inmobiliarias y casas de venta de electrodomésticos que no lograban interpretar aquella norma comercial por la que Clarín otorgaba descuentos en los avisos, siempre y cuando el avisador no publicara en los suplementos de otros diarios.

Acaso este despertar de semejante letargo de conceptos, seduzca a algunos de los mezquinos progresistas que se pasaron los últimos años pegando gritos contra el monopolio, a publicar un ensayo autocrítico: “Nunca hubo monopolio en la prensa argentina”.

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