OTRA VEZ LA PROHIBICIÓN DE CÁMARAS
Calladitos

por televisiónPor: Pablo Llonto.  Qué grande debe ser el grado de sumisión de la prensa argentina que tanto durante el reinado de Clarín como ahora, en pleno reinado de la empresa La Corte-AFA, ningún programa, o periodista o canal de televisión se atreve a denunciar judicialmente los procaces actos de censura de quienes manejan las puertas del fútbol argentino.

Esta semana las noticias sobre la prohibición de ingreso a los estadios  de otras cámaras que no sean los de la productora oficial,  podrían llevarnos a conclusiones falsas.

Por ejemplo, la de creer que antes las cámaras ingresaban libremente y hoy los dirigentes del fútbol argentino endurecieron sus posturas. 

Nada más falso. Desde el nacimiento de la ultraprivatización del fútbol y el negocio de las exclusividades, los dirigentes (y el periodismo) consintieron que la libertad de tomar imágenes era un derecho muy bello, pero ¡ Aquí no!

La decadencia de principios y de valentía llegó a tal punto que desde 1991 y hasta hace pocos meses, todo productor de programas de televisión que deseaba ingresar sus cámaras a los estadios argentinos debía firmar un texto en el que renunciaba a emitir imágenes en noticieros, programas o cualquier uso antes de la medianoche del domingo.

Los ahora desheredados muchachos de Clarín apelaron en estos días a conmovedores párrafos:

“La medida que afecta principalmente a los canales deportivos que se nutren de imágenes propias para producir sus programas”, escribieron.

Uno podría decirles con lenguaje de la calle: “¿Y ustedes, de que carajo se quejan?”

La historia del periodismo a veces se empecina en mostrarnos estas conductas particulares del “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”. Todos los canales de televisión en la Argentina han vivido y viven del doble discurso. No quieren exclusividades para otros, pero sí las que ellos manejan.

De la AFA y su protección estatal ya hemos dicho bastante. La Rosada limpiando el prontuario de Julio Grondona es una vergüenza. Pero esto de observar ciertas jactancias en nombre de una libertad que no respetan ya nos puso de la nuca. 

Las televisaciones, las transmisiones de radio, el ingreso de periodistas y fotógrafos deben ser libres en toda la Argentina. Y no sólo en el fútbol, también debe ocurrir en el mundo del espectáculo, el arte, la cultura, la educación, la política, la justicia y los negocios.

Suena lindo esto de quejarse contra los burócratas del estado y los dinosaurios de la AFA y las productoras, pero más lindo sonaría que el reclamo se extendiera a todos los rubros. Así que aguardamos las columnas y editoriales combativos reclamando libre ingreso de cámaras a la entrega de los Martín Fierro, a los recitales, a los eventos de IDEA, a los Mundiales, a los estudios de TV, a los juicios contra los asesinos de la dictadura.

El viejo truco de ver cuestiones desagradables con un solo ojo, ya nos tiene cansados.

Después de todo, la libertad ¿no es una sola?

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