BANFIELD CAMPEÓN 
¿Otro fútbol es posible?

BanifieldPapelitosPor: Pablo Llonto. Cuánto tiempo durará  esta maravilla. La de ilusionarnos con aquellos equipos peregrinos, que perdieron la resignación de perder, y que hoy testimonian que hay otra plebe, tal vez más pequeña, pero igual de olvidada.

No sabemos si el fútbol argentino ha dejado de ser cosa de ricos. En ese viaje de la prepotencia del dinero, vivimos hoy la etapa en que dos, tres, cinco equipos de los mal llamados chicos ahora viven su momento de gloria.

Para quienes no escondemos la camiseta o la simpatía, muy lejos del fanatismo lucrativo de los hinchas mafiosos y violentos, este momento de Banfield, de Lanús, de Vélez, de Colón, de Ñuls, de Estudiantes, representa la posibilidad de gambetear el extraño designio del macrismo cuando llegó al fútbol. Cuando todo parecía que se compraba y que los fideicomisos, los inversionistas y los millonarios serían los nuevos dueños de las tablas de goleadores, de posiciones, o de ganancias. Querían sociedades anónimas y no clubes de barrio.

Siempre hablando de atraer inversiones, de comprar grandes jugadores, de gatillar enormes sueldos a las megaestrellas, de formar ligas especiales o torneos suculentos en donde sólo tenían lugar los cinco grandes. 

Esta extraña brisa primaveral puede llevarnos al conformismo. Un hincha de Chacarita, como el autor de estas líneas, puede alegrarse junto a un hincha de Platense, o a otro de Huracán o a otro de Estudiantes porque, al parecer, ya tenemos en la Argentina la hora de la justicia.

¿Obra de la casualidad? ¿la ley del péndulo? ¿la crisis les llegó a los poderosos? ¿el derroche fue maltratado por la fortuna y el azar?

Pero cuidado, que siempre se dijo que al periodismo no le convenía que pasara mucho tiempo sin conquistas y Copas de River, Boca, Independiente, San Lorenzo o Racing. “¿Qué vamos a vender, suplementos y libros de Banfield campeón?”, decían los gerentes de publicidad y marketing en los grandes medios de comunicación.

Cuando pretendían imponernos un modo de vida (nadie se preguntaba por qué Boca y River merecían más tiempo en Fútbol de Primera y nuestros equipos apenas llegaban a los tres minutos), los rebaños se alborotaron. Buena hora para que algunos periodistas y dirigentes den una pelea por la democratización de los medios y la democratización de la AFA. Más páginas y más horas de radio a los clubes pequeños pero mayoritarios; más votos a quienes forman parte de la dirigencia y deben limitarse a votar en representación (los clubes de Primera División tienen un voto por club, todos los demás delegan sus votos en una o dos o tres personas).  

No, no vamos a beber a cuenta. Pero al menos que este diciembre nos ilusione un rato y que la maldita cultura del consumo, haya sufrido al menos una parcial derrota.

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