PROBLEMAS DE LA MEMORIA
Dejen tranquilo a Monzón

Carlos MonzónPor Pablo Llonto. Escribir sobre periodismo deportivo en la semana más amarilla que ha tenido la Argentina, será un pretexto para no caer en las blasfemias post-electorales.Ya sé, hermanito mío, que en los próximos tiempos va a ser jodido encontrar a nuestra prensa resistiendo el hechizo de los vencedores. El bilardismo, concepción filosófica nacida de un bidón, llegó un día a las redacciones y en ellas impuso un estilo de periodismo que es, por el momento, mayoría: obsecuencia con el vencedor, se llame Macri o se llame Monzón. ¿Y que tiene que ver el “gran Carlitos” en todo esto? Veamos.

En el lejano Olimpo
 
La reciente consagración de Emanuel Ginóbili en la NBA reflotó, en algunos colegas, el absurdo asunto del Olimpo de los deportistas nacionales. Una semana atrás, pusimos la radio: “Manu ya se encuentra en el Olimpo de los ídolos de todos los tiempos junto a Maradona, Fangio, De Vicenzo, Vilas y Monzón”, insistía el columnista deportivo. También el de la tele. Mucho más el del diario. Para compensar, Marcelo Gantman, en su blog, omitió citar a Monzón y un lector le saltó a la yugular para reprocharle el olvido del “más grande boxeador de todos los tiempos”.

No sabemos las razones por las que Gantman dejó de lado al campeón de los medianos, pero vamos a insistir con nuestra vieja campaña para darle a Monzón el lugar que se merece: bajarlo del Olimpo.

No es que nos hayamos vuelto socráticos y que ahora nos preocupe eso de cómo se debe vivir. Nuestra jurásica formación marxista y anarquista pegaría un grito si nos alejásemos de la primera ley: “Nunca olvides los oscuros escenarios de quienes vienen de la pobreza”. Pero este caso no es el de los agresivos marginales que genera la explotación capitalista.  Apenas pretendemos que así como Lennon y McCartney compusieron All you need is love, sería bueno que en el periodismo alguien entonara All you need is true. Y la verdad verdadera es que Monzón no eran dos, el Monzón boxeador y el Monzón persona, sino uno. O lo que es mejor, nos gustaría que se entendiera la diferencia entre brillo y resplandor. Monzón, apenas brilló, y nada más que sobre los rings, si aún en este planeta se insistiera con tomar al boxeo como deporte.

¿Es que no hay coraje para decir que, a quien asesinó a su esposa, no se lo puede instalar en ningún Olimpo?

¿Es que no hay memoria para recordar el cuerpo doblado y ahorcado de aquella mujer en la casa de Mar del Plata?

¿Es que a nadie le importa Alicia Muñiz?

Y lo que es peor, ¿es que ni siquiera ya hay archivos?

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