EN ESTE MOMENTO DE FONTANARROSISMO
Del gesto digno al texto digno

FontanarrosaJuan De StéfanoPor: Pablo Llonto. No pudimos evitar un minuto, o un minuto y medio de simpatía. Fue el jueves pasado, durante las audiencias públicas en el Tribunal Oral Federal de La Plata. Declaraba como testigo, en el juicio al cura Von Wernich, el señor Juan De Stéfano, hoy convertido en periodista deportivo, ayer presidente de Racing, anteayer militante irrazonable de los oscuros y  jurásicos grupos sindicales del peronismo. Es curioso. Ha sido De Stéfano, el hombre de Victorio Calabró, el testigo que ha dejado en los estrados la mayor condena para ese hijo de Dios que hoy se sienta a la derecha del Tribunal.  

“No, no hay forma de relatar la tortura. Nosotros podíamos resistir algo… éramos hombres formados, con fortaleza ideológica, pero todos esos pibes jóvenes no tenían la edad suficiente para aguantarla…”

Así hablaba el columnista deportivo de América sobre las bandas fascistas de Etchecolatz, que junto a un médico, Bergés, y a un cura, picaneaban, submarineaban, colgaban, violaban. A los revolucionarios de Montoneros, a los isabelianos de Calabró. “Nosotros podemos contarlo – dijo De Stéfano-, mucha juventud no. Cuenten conmigo para todo, para dar testimonio de lo que sucedió. Me sacaron trece veces de la cárcel para llevarme a centros clandestinos de detención a sesiones de tortura. En una de ellas vino Von Wernich, a decirme que era conveniente que hablara”.

¿Y que hace un comentario sobre Juan De Stéfano en la columna deportiva de Hièrcrítico.com?

Ocurre que hemos decidido gambetear la lógica y el orden para desdecir a los inimitables editores de nuestros diarios y revistas. De Stéfano merecía más que dos líneas en las páginas políticas de un periodismo al que le importa más chivearle un trabajo a Roberto Dromi y publicar una foto del ex ministro de Menem con fondo de piscina.

Fue un gesto digno el suyo, colega De Stéfano. Aunque lo conviertan en recuadrito.
 
La obra que debemos ver
 
Los estudiantes de periodismo deportivo se pueden vanagloriar de varias cuestiones: entre ellas la de no contar con demasiados textos memorables para estudiar, ni videos intensos o grabaciones enriquecedoras de las que puedan extraer ideas, belleza, talento o, tal vez, una lección.

Resulta entonces imprescindible recomendar que aprovechen este momento de fontanarrosismo para agenciarse de todo lo que tenga que ver con el rosarino.

Su obra toda nunca será indistinta, pero la deportiva en especial para el caso que nos ocupa, ha sido plena en simplificar la vida mágica de los deportistas que nunca miramos.

Claro, a quien le pueden importar las humanas preocupaciones de un número cuatro de Central Córdoba, o la carrera de atletismo del barrio, o las tradiciones domingueras de un hincha provinciano.
Cuando a su modo pudo hacer poesía, la hizo. Poesía deportiva.

Si no lo cree, diríjase a un locutorio, a la computadora, pida auxilio o hágalo usted mismo pero, pronto, bien pronto, haga click en este link de You Tube y tendrá ante sus ojos el maravilloso cuento “Viejo con árbol”, emitido alguna vez por Canal 7. Eso, dirán algunos, es cine. Eso, diremos otros, es periodismo deportivo.

Y después dicen que en el canal público sólo hay almidón y oficialismo…

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