SUEÑO ANARQUISTA AL BORDE DE LA CORDILLERA
Carta abierta a ocho compañeros

Victor Hugo MoralesJuan Pablo VarskyGonzalo BonadeoPor: Pablo Llonto (desde Los Antiguos, Provincia de Santa Cruz). Queridos Gonzálo Bonadeo , Víctor Hugo Morales, Juan Pablo Varsky , Daniel Arcucci, Mariano Hamilton, Daniel Lagares , Ariel Scher y Gustavo Veiga:

Fue conmovedor. Para qué negarlo. Se llamaba Sasheen Littlefeather, aunque después nos enteramos que su verdadero nombre era María Cruz. Fue en marzo de 1973 y la bella, en atuendo apache, subida al escenario durante la entrega de los Oscar, ocupó el lugar de Marlon Brando, a quien la Academia premiaba como el mejor actor.

“Con un gran arrepentimiento (algo así entendimos que dijo) Marlon no concurre a recibir este Oscar. La razón es el maltrato que recibimos los indios en la vida real, en la televisión y en el cine...”

La voz de Sasheen, quien  no era Sasheen ni era apache sino una actriz de origen mexicano elegida por Brando para protagonizar la más sublime protesta de la que tengamos memoria, hoy nos sirve de grato espejo en el que pretendemos se observen algunos periodistas compañeros, y buenos.
 
El no tan pequeño mundo K

Ocurre que me acabo de enterar que en unos meses más se entregarán en Buenos Aires los premios Konex  a los periodistas de la década. Y ocurre que desde hace unos días estamos en un rincón de la Patagonia llamado Los Antiguos, donde los espíritus tehuelches y la despojada amistad de Silvia y su casa de té han poblado nuestras vacaciones de invierno de imágenes setentistas y broncas que empiezan con K.

Todos ustedes compañeros, han sido designados para el Konex (¿qué ha ocurrido en el país que de pronto afloraron los vocablos hechos de esta letra?) y son potenciales receptores del Konex de Platino. Por si no lo saben, se trata de un premio que goza de una gloria que la verdad y la historia aún no han rebajado.

Recibieron el Konex, en la premiación anterior, Bernardo Neustadt, Félix Laiño, Claudio Escribano, Raúl Burzaco, Joaquín Morales Solá, Enrique Llamas de Madariaga, Mónica Cahen D'anvers. Todos ellos, los muertos y los vivos, no sólo podrán jactarse de la estatuilla, también de su miserable pasado golpista cuando desde los diarios y las radios y las pantallas jineteaban a la dictadura.

Son jurados de la entrega de este año Carlos Floria, Rosendo Fraga, Juan José Llach, Clara Mariño. Sus nombres se mezclan con otros jurados, unos pocos, irreprochables espadas del periodismo. Basta el apellido, merecidamente doble, de Ezequiel Fernández Moores para convertir a todos los demás en pesadilla. Pero a estos últimos no podemos obviarlos. Sólo recordaremos un currículum: Floria fue el lugarteniente de Mariano Grondona, García Belsunce y Roberto Durrieu  (mencionado en el juicio a Von Wernich como acompañante de los torturadores) cuando la revista Carta Política de MG era la flor del pensamiento Videliano y del general Camps en 1977 y se preguntaba cosas como éstas: “¿Qué será del país sin la cruz y sin la espada?”

El Espanto
 
Tenemos entonces, un premio acosado por los fantasmas de algunos de quienes lo recibieron y quienes lo otorgan. Tenemos un grupo de ocho compañeros a quienes los muchachos de la Fundación Konex pretenden usar para el innoble fin de prestigiar una ceremonia y un trofeo. Tenemos un dramático escriba, al borde de la cordillera, dominado por las flaquezas de un puritanismo que reclama un ruego: “Por favor, no lo hagan”. Tenemos un vulgar sueño anarquista que pretendemos compartir con ellos, convencidos de que alguna vez nos unió el fugaz espanto a los cómplices intelectuales de los represores.

Nada impide que los compañeros se aparten de la aventurada y casi disparatada intención de este manuscrito que, tal vez,  hasta les resulte patético. O simplemente adviertan, con una sonrisa, que aquí no hay hostilidad sino un exceso de imbécil rebeldía.

La verdad, me muero de ganas de ver, como en el 73, a una tehuelche de verdad, subiendo en nombre de alguno de ellos, cerrando un ciclo épico y diciéndoles a los incurables fósiles de la fundación K: “¿Por qué no se meten a Konex y al general Roca en el culo?”.

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