SOBRE LA CANCIÓN DE CANCHA "VAMOS, VAMOS ARGENTINA"
Historia oculta de una noticia oculta

Hinchada ArgentinaPor: Pablo Llonto. Borges creyó : “los diarios de la mañana y de la tarde mienten con lealtad”; el anónimo proverbio árabe sentenció: “no creas todo lo que oyes/porque quien cree todo lo que oye/ juzga lo que no ve”; Majul acuñó: “no creas todo lo que te dicen los medios”; el inmortal futbolista uruguayo Obdulio Varela, a quien no dejo de citar, dio cátedra: “los diarios sólo traen dos verdades, el precio y la fecha”; un programa sabatino en la radio de las Madres de Plaza de Mayo se puso nombre de graffiti: “Nos mean y dicen que llueve”.

En el apresurado mundo del periodismo, allí donde las noticias se desplazan sin derechos gracias a los caprichos de un editor, se repitió una información hasta convertirla en hecho consumado. Fue hace quince días.
 
Un fallo en Tribunales -se dijo- había beneficiado a los autores y compositores Enrique Nuñez y Roque Mellace por ser autores de la vertiginosa canción de cancha “Vamos, vamos, Argentina”. Los titulares de los medios de comunicación sonaban convicentes:  “Cobrarán por crear popular cántico" (Terra). “Los  creadores de la popular canción "Vamos, vamos, Argentina…" (La Razón)
 
En algunos canales de televisión, el tal Mellace denunciaba que "durante junio de 1978 comencé a escuchar por los medios la propalación masiva de la obra 'Vamos, Vamos, Argentina', sin que hubiera mediado acuerdo con nosotros”. Frente a cámaras mostraba la cara de quien percibe un futuro de valijas repletas de pesos.

Cierta satisfacción se apoderó también de los hinchas de fútbol y no menos de los periodistas deportivos. Al fin, pensaban, un cacho de justicia. Todos tarareaban “…que esta barra quilombera/ no te deja/ no te deja de alentar” para demostrarles a los hijos que sabían bien de qué se trataba.

Los jueces habían condenado a SADAIC a pagar una deuda de años por incorrecta liquidación y hasta allí llegó este cronista dispuesto a buscar lo mejor de una historia.
 
Me esperaban un señor Ocampo y un pianista que pronunciaron un desafío:
 
-Señor periodista, ¿por qué no escucha esto?
 
Dos Cds iniciaban la advertencia. En uno, los nombres de Mellace y Nuñez. Y el de una canción, “Vamos, vamos, Argentina”. Cuando sonó, la caótica melodía fatigaba los oídos. Repetimos un noventismo: “Nada que ver, nada que ver”.

En el otro Cd, los nombres de un trío, Sustaita, Olivera y Zaraik. Compositor y autores de otro tema llamado “Vamos, vamos, Argentina”. Cuando sonó, no se concebían otras palabras: “¡Esta es la verdadera!”.
 
¿Qué había ocurrido? Don Sustaita, Fernando, a quien la memoria popular nunca recordará por su apellido pero sí por el dúo que integraba (era el Dick de “Bárbara y Dick”) compuso en 1974 el pegadizo jingle “Contagiate mi alegría” cuyas notas son las que se apropiarían todas las hinchadas del país meses después. Para el Mundial 1978, un inhallable arreglador de temas en las tribunas populares lo transformaría en “Vamos, vamos, Argentina”.

Mellace y Nuñez, en 1977, habían registrado una canción bajo el título “Vamos, vamos, Argentina”, con una música que no es la de las tribunas pero con una letra que tiene ciertas similitudes.

Sustaita, al comprobar el éxito nacional de su hit en el Mundial, registró nuevamente su canción, pero con otra letra, luego del Mundial 78, y le puso “Vamos, vamos, Argentina”.

Como en la Argentina pueden registrarse temas con idénticos títulos, SADAIC cometió un error que fue liquidarle los ingresos por derecho de autor a Mellace y Nuñez y no a Sustaita y Cía. Mellace habría aprovechado el yerro de SADAIC para litigar. Resultado: ganó por una deducción absurda de la Justicia, ‘si a ellos les pagaron, por algo habrá sido’.
 
La hija de Sustaita, heredera y con fastidio, nos ha dicho: “La canción es de mi papá, que murió hace poco, y no de Mellace. Tengo toda la carpeta con los papeles. Ya hablé con mi abogada, quiero que al menos se diga que la música es de mi viejo”.
 
Los viejos tabloneros pueden ser los mejores testigos. La hija de Dick no miente. En la popular de los años previos al Mundial ya se cantaba el “Vamos Vamos”. Nunca entonces, Mellace y Nuñez, podrían invocar que, en 1977, era de ellos.

Puede ser que el asunto les parezca intrascendente. Pero ustedes ya saben. Hay cierto hartazgo con la irrecuperable manía de no chequear, no confirmar, no indagar. Lo que parece una consigna peronista, de pronto, es una confirmación: si salió en los medios, entonces hay otra historia. Qué lástima.

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