DEL CAMPO DE JUEGO A LA CRÓNICA DEPORTIVA
La platita viene ovalada

Agustín PichotFelipe ContempomiPor: Pablo Llonto. Tres deportistas se han incorporado al gremio de los periodistas. Vienen del exclusivo planeta rugby, asentado mayoritariamente en la zona norte del Gran Buenos Aires. En La Nación brilla el columnista exclusivo Felipe Contepomi. En Clarín los redactores Agustín Pichot y Gonzalo Quesada, a quien además les extrae plusvalía la tarjeta VISA. Gracias a ellos hemos descubierto otro Mundial en Francia. Hasta aquí, nada para imputar. Ocurre que no sabemos muy bien, ni hemos podido encontrar en la memoria o en los archivos, quién fue la eminencia que, en una redacción, fue el primero en proponer que los fieros deportistas se convirtiesen en fieros cronistas.

Los mercaderes
 
Tal vez fue otro pecado de Vigil en El Gráfico, allá por los setenta, cuando los mundiales de fútbol que se avecinaban requerían la originalidad de una firma que llamaban prestigiosa. O los hombres de Clarín, que administraron la pluma de Roberto De Vicenzo o del Lole Reutemann para que dieran detalles de sus hazañas y fracasos.

No importa. No nos ocuparemos, esta vez, del irreal reclamo que atormenta nuestros ensayos periodísticos: toda exclusividad condiciona el derecho a la información de los pueblos. Imagínese este día: “Canal 5 Noticias comunica a sus televidentes que, para tener acceso al reportaje que brindó Felipe Pigna, deberán suscribirse al plan “Premium Gold 307 Interviews” luego de acreditar el pago de la cuota de su abono mensual codificado que les garantiza información extra a la de nuestros noticieros”.  

No. Vivimos, por ahora, sumergidos en el indestructible capitalismo que ha impuesto precio a lo que nunca pensábamos. ¿Tiene dudas? Intente utilizar la palabra “bostero” en algún negocio y verá lo que le pasa. Las palabras con dueño, para susto de Eduardo Galeano. O repase la última censura en el Mundial de Rugby. Si las pirañas comerciales que dirigen la Internacional Rugby Board no imponen lo contrario, las agencias de noticias sólo podrán mandar 200 fotos por partido. Para que usted tenga una idea: 1) Décadas atrás el envío era libre, 2) Luego fue limitado a 6000, 3) Ahora son 200 y 4) La IRB quiere llegar a 50 fotos por partido.

Por ello, los miles de dólares que percibirán nuestros compañeros Contepomi, Pichot y Quesada, a quienes esperamos ver en alguna de las marchas y movilizaciones de nuestro gremio en reclamo por nuestro Estatuto, son bien habidos de acuerdo a los sentimientos e ideas de Adam Smith, Milton Friedman, John Keynes y Paul Samuelson.
 
Media verdad al revés

Lo que repugna es algo que treinta años de redacciones nos mostraron: a excepción del ex campeón del mundo Sergio Víctor Palma o del ajedrecista Bernardo Wexler y de algún nombre que por fatiga no alcanzamos, todos los columnistas exclusivos jamás escribían una línea. Paso a relatar el “in fraganti”.

- Oiga, debe ir a Mar del Plata y escribir la columna de Menotti…
- ¿Escribirle a Menotti? Pero cómo, ¿no escribe él?
- Ay nene, Menotti te tira dos o tres frases y con eso vos armás cincuenta líneas.

El segundo guión, aproximadamente, es mío. Lo dije a los diecinueve años, en Clarín, cuando ante la ausencia de Pedro Uzquiza, el encargado en el diario de redactarle al entrenador sus textos muy bien pagos, recibí la orden de convertirme en el alma escritora del Flaco.

Vuelvo a golpearme el pecho, esta vez por cómplice.

Ya en El Gráfico, allá por los desbarrancados meses del 2000, logramos imponer una norma: ¡Basta de mentiras! Si un columnista no escribe, no pongamos que escribe. Y si dicta dos frases, pongamos dos frases.

El paradisíaco periodismo que se anhela, el de las verdades, sólo anhela una cuestión. Si corresponde, donde dice “escribe Pichot”, tachen el verbo.

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