SUELDOS DE FUTBOLISTAS Y PERIODISTAS/  
¿Ética?

Chori y Cavenaghi/Por: Pablo Llonto. En estos tiempos que corren, cuando algunos periodistas intentan competir por un premio que se inventaron ellos (algo así como el premio a la blancura) ha molestado una publicación. River puso unos segundos en la web los premios que ganarán El Chori Domínguez y Cavenaghi por el ascenso a Primera.

Aparece entonces la manía por decir que hay faltas éticas, que River no debió publicarlo, que Passarella es un inmoral y que la ética y que ocho cuartos. Lo dice Domínguez, lo repite Cavenaghi en el programa del Fantino complaciente, lo estimula Francescoli cuando lo entrevistan durante el partido de homenaje al Burrito Ortega. Y lo repitieron unos cuantos periodistas, entre ellos Leandro Bonsuante, columnista de radio Mitre quien trabaja para los muy éticos Nelson Castro y Chiche Gelblung. Pero esta vez Leandro desafía a su patrón y le dispara a Gelblung para que entienda sus argumentos negacionistas: “¿Y qué pasa si publican los sueldos de los que trabajan en la radio?”
 
Eso, eso, eso, diría el Chavo. Pasaría que unos cuantos periodistas pondrían el grito en el cielo. Denunciarían complots, persecuciones, operaciones políticas e intromisiones en el mundo íntimo y de zapatitos lustrados en el que imaginan caminar. Y ni les cuento si se publicasen las ganancias de los gerentes y los dueños de los medios. Qué bueno sería que existiese una tabla de ingreso de los dueños de los medios, gerentes y periodistas. Que en algún lugar de esa tabla coloquen al cronista de esta firma, con sus 5900 pesos sumados de tres trabajos.
 
Pero hay algo en el periodismo que nos llama la atención y contribuye a la locura general. ¿Por qué ponen el grito en el cielo diciendo que es antiética la publicación de sueldos, premios o ingresos de los futbolistas? Los geniecillos modernos insinúan que ellos son aspectos privados. ¿Privados de qué? Si tanto se reclama transparencia, la transparencia debe ser universal. Estatal y no estatal.
 
En el mundo deportivo, los ingresos y egresos (centavo por centavo) de los clubes. Cuánto cobran los representantes, a cuánto prestan el dinero los generosos “empresarios”, de dónde sacan el dinero los mecenas que se acercan a las instituciones (ya hablaremos de Tinelli). Cuánto cobran de viáticos los dirigentes en sus viajes al exterior, sus esposas, sus invitados, sus amigos. Los jefes de prensa. Cuánto se gasta en publicidad, en contratos de tercerización, cuánto se evade. Cuánto va para las barras, los contratistas, la policía y sus operativos inflados...
 
La técnica del pasen y vean ha sido siempre la mejor a la hora de conocer la verdad. Y es la verdad la única que nos ayudará a encontrar las soluciones. Si uno sabe qué pasa, luego se preguntará por qué pasa. Y si sabe por qué pasa, quizás se pregunte alguna vez cómo hacer para arreglarlo. En el mundo, en el país, en los clubes de fútbol...y en el maldito periodismo que aún nos gobierna.
 
Todo esto que vino a cuento de los premios que el Chori y Cavenaghi cobrarían, no ha sido más que otro capítulo de ese mal del periodismo, resumido en un slogan: metete con otro, no conmigo. Pues aquí, estamos, haciendo todo lo contrario.

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