SUPERCLÁSICO Y PRIMICIAS/  
Matar por matar

radio mitre diez y ole - supuestas muertes en el superclásico/Por: Pablo Llonto. Fue entre las siete y siete y media de la tarde. Radio Mitre por un lado, radio Diez por otra. Luego averiguamos que el portal de Olé había realizado su contribución. Se informaba que el superclásico había dejado dos muertos y que los fallecidos eran dos jóvenes; luego que eran dos guardias de una empresa privada de seguridad que estaban en la tribuna de Boca. En el momento más amarillo del asunto se dijo que los habían lanzado desde la tribuna y que el detonante había sido que uno de ellos gritó uno de los goles de River en plena multitud boquense.

El diálogo que sigue lo escuché por la radio del auto mientras regresaba a casa:

El conductor del programa Cae la tarde por radio Diez (Gustavo Mura) pone al aire al Jefe de Seguridad de River, Carlos Mosquera cuando, ya en el ocaso, iba del Monumental a su hogar. Mura le reprocha que hay dos muertos y en tono desafiante le ordena a Mosquera que regrese al estadio de River o que se dirija al hospital Pirovano donde están los muertos. Mosquera habla con nerviosismo, no sabe qué hacer. Le dice a Mura que ya enfila para el Hospital. Mura insiste y le dice que se quede en línea para conversar al aire con el director del SAME, el médico Alberto Crescenti. En un minuto el doctor Crescenti le explica a Mura y los oyentes que él no sabe nada de muertos, que nunca entraron muertos al hospital, que sí hay 25 heridos. Mura no sabe dónde meterse. Termina de hablar con Crescenti y le dice que espere, que lo estaba escuchando el jefe de seguridad de River...

-Mosquera, ¿escuchó lo que dijo Crescenti? – pregunta Mura bajando el tonito.

-Piiiiii...piiiii.
 
Mosquera se ha cansado.

Porque la verdad que estos periodistas de cuarta, cansan: apresurados por dar una primicia, la primicia de la muerte, trabajan así toda su vida.

Se han convertido en caranchos del periodismo, apelan a las llamadas “redes sociales” como fuentes de información, no se imaginan lo que un oyente sufre del otro lado del aparato y, al final de cuentas, aceleran en estos tiempos el enorme desprestigio de una profesión que se arrastra por lodos repetidos.

La página de Olé se llena de insultos en la noche del domingo. Decenas de lectores le reprochan “a los de Clarín” su irresponsabilidad y los acusan de “sacar la información de los muertos de la web sin pedir disculpas”. Los anticristinistas salen a defender a los periodistas de Olé.

El superclásico se ha ido. Pero también ha dejado el más horrible de los relatos de su carrera de Marcelo Araujo (equivocó los jugadores, demoró un horror en decir que se había sancionado un penal para Boca, ignoró lo que ocurría en las tribunas). La televisión pública merece un respeto que Araujo no brinda. Para nada ayuda una voz que no es capaz de censurar la violencia, pedir que las cámaras se dirijan a donde ocurren los hechos graves y reclamar a los dirigentes del fútbol argentino algo que todos los fines de semana esconden: seriedad.

Lo mismo que esconden ciertos periodistas ansiosos de muertes.

Hipercrítico en Twitter:
http://www.twitter.com/hipercritico

{moscomment}