CONFERENCIAS DE PRENSA PARA COPISTAS |
Prohibido preguntar |
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Se lo puede llamar “el método Néstor”. En la Argentina del siglo XXI, podrán decir los historiadores, un buen día, los periodistas dejaron de husmear y preguntar y a la fresca sombra de las conferencias de prensa unilaterales se dedicaron al nuevo oficio de escribientes, o copistas.
Yo anuncio...
Passarella puede hacer lo que se le cante con su renuncia. El presidente saliente (¿Sale?) lo mismo con sus anuncios. Pero las imágenes del otro día – que ya disputan un lugar entre las chaturas del 2007 - y las del otro día, y del otro día, con setenta y cinco periodistas, camarógrafos y fotógrafos rodeando al ex entrenador para que leyera el pronunciamiento, dan cuenta del tiempo perdido de nuestra prensa.
Existen los cronistas que no objetan el sistema. Otros proponemos algo más original. Que Passarella, o quien fuere, realice la más sencilla experiencia del moderno mundo en que vivimos: mandar un texto por mail; mientras tanto dedicaremos nuestro tiempo al empeño por construir un periodismo menos inocente y sometido.
Para quienes piensan que no hay demasiados temas sobre los que indagar, Gustavo Yarroch en Clarín del viernes, demostró cuán perdidos estamos. Una breve investigación sobre todo aquello que ocurre en Rosario Central y usted no se anima a preguntar, expuso que a) los jugadores de las divisiones inferiores están manejados por la barra brava, b) un empresario y agente FIFA de apellido Silvetti hace y deshace – con la complicidad de los dirigentes – los planteles profesionales canallas, c) el mundo del fútbol está más podrido de lo que pensábamos.
El juego fútbol, o ese mundo fantástico que aún vemos en una cancha o en las pantallas del televisor, es tan maravilloso que dos poéticos tiros libres de Riquelme, tres sobrenaturales amagues de Messi y un cálido jugador llamado Agüero, impulsan que durante un rato nos olvidemos de tantas miserias. Ocurre como en el país. La distracción de una barriga llena que se exhibe, desvía la atención sobre las barrigas vacías.
La Selección ganó. Y muy bien. Tan cierto como el legítimo derecho a preguntarnos si a nadie le llama la atención que nuestros diarios, en la sección Deportes, ya contienen una nueva sección, como antes lo fue Voley, Básquetbol o Ajedrez. Se llama “Violencia en el fútbol”, con información cotidiana de todo lo que sucede en hospitales, comisarías, juzgados, estaciones de trenes y peajes de autopistas.
Realismo mágico.
Cierto: olvidábamos despedirnos con un recordatorio que el señor Passarella permitió en su trastocada conferencia. Al sentarse, y sin advertir que los micrófonos estaban abiertos, le dijo a uno de sus colaboradores: “vení, sentate acá, así no aparece este forro”. La agradable mención estaba dedicada a Di Nardo, el jefe de prensa millonario. Caramba, no estábamos tan solos.
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