LANÚS, EL CAMPEONATO Y LOS PERIODISTAS
¡Arriba los pobres del mundo!

LanúsPor: Pablo Llonto. En algún tiempo, gran parte del periodismo argentino solía lamentarse cuando un equipo ajeno al lote de los Grandes alzaba el trofeo. Ocurría en la revista El Gráfico, cuyas abundantes tapas pro River, pro Racing, pro Boca, pro San Lorenzo, pro Independiente señalaban que el oportunismo y la actualidad iban de la mano del plink de una caja. También les sucedía a los relatores que proponían, con éxito diverso y en los días de diciembre, una recorrida por las disquerías donde nos esperaban “Todos los goles del campeón”, en las gargantas de los pasionales del micrófono.

Periodistas chicos. Periodistas grandes.
 
Confieso que aún mendigo (como los hinchas de Huracán acerca de los gritos del 73), un long play, un cassette, una cinta magnetofónica que guarde los sublimes momentos del Chacarita campeón 1969. Sin embargo, nunca había ocurrido este extraño fenómeno: Tigre y Lanús definen un campeonato, Argentinos y Banfield se acercan a los puestos tres y cuatro y los de Arsenal quedaron al borde de un título internacional. El colega, o lector, nos ayudará a considerar las consecuencias que veremos en nuestra prensa de la pelota en los días del “año de los clubes chicos”.  

1.- La falta de originalidad de los editores y comentaristas que, entre adjetivos y sustantivos, creerán que hay limitaciones en el idioma español: epopeya, héroes, historia, memorable. Se incluye el título de este trabajo, cuya imperfección muestra lo difícil que es ponerse sentimental y marxista.  

2.- La confirmación de un hecho que la corporación se empeña en ocultar: todos los periodistas deportivos tienen un equipo en el corazón, aunque no lo digan. Observaremos en los próximos días disimuladas columnas de los colegas que el domingo por la tarde anhelaron ir a trabajar a las redacciones con la camiseta de Lanús sobre el pecho.  

3.- Fastidio indisimulado de los conductores de TV acostumbrados a la fácil receta del River-Boca que siempre los puso en la tabla del rating.

4.- Constantes apelaciones a fórmulas que en el resto del año jamás se defienden: “Lanús salió campeón porque sus dirigentes apostaron a un trabajo a largo plazo”. Una autocrítica sobre este punto indicaría que frente a cada DT despedido nuestros periodistas deberían acusar de hipócritas a los dirigentes.

5.- Nervios de los entrenadores-panelistas a quienes se les derrumba, por un breve tiempo, el discurso del pizarrón, el pronóstico y las complejidades del fútbol. Ramón Cabrero les respondió, sin quererlo, en varios reportajes: “en el fútbol está todo inventado, a las palabras se las lleva el viento”.

La nuestra es la historia de los perdedores (Venezuela del lunes incluida). Tanto que en la infancia intentábamos disimular la intrascendencia diciendo que éramos de “River y de …” o de “Boca y de…” Ni siquiera Valdano resistió la tentación de escribir sobre “las armas sicológicas” de los equipos grandes cuando saben del poderío de sus estadios llenos frente a los visitantes. Nos encantaría una final Real Madrid-Lanús para hablar de sicología.

Hoy, cuando aún retumban en nuestros oídos los dichos de Tití Fernández en Fútbol de Primera cuando hizo la pregunta más difícil de su carrera a un jugador de Lanús que estaba a punto de dar la vuelta olímpica, (“¿Es lindo, no?”) y luego de que Macaya Márquez compensara su monotonía con un chiste (“lo que hizo Bueno…es bueno”), sentimos la renovada alegría de mirar un cuadro que cuelga en el living: póster de Alpargatas, almanaque 1946, dibujo de Luis Medrano. La obra se llama ¡”Gol!”, nos la regaló Gogo Morete, orgulloso hincha de Estudiantes de La Plata. En la pintura, un jugador de Chacarita le convierte un gol a Boca y en la tribuna, repleta de fanáticos xeneises, un trajeado señor levanta los brazos. Su corbata es roja, negra y blanca.

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