Zubeldía y Brindisi

Por Pablo Llonto. Los periodistas son convocados. A la conferencia de prensa todos concurren con una disciplina conmovedora. Los carteles publicitarios danzan por detrás de los protagonistas como espíritus que aguardan a los ávidos consumidores. Para eso están los medios de comunicación: para difundir las imágenes de Coca Cola, Plusmar o el Banco Hipotecario y que nada les cueste a esas empresas privadas. Se sienta el presidente del club, abre la boca y dice algo parecido a lo siguiente:

 

-De ninguna manera es un fracaso, pero hemos decidido de común acuerdo poner fin a la relación con el entrenador.

El entrenador hace una descripción de todos los vericuetos que han pasado, la mala suerte, la mala racha. La compostura que guarda es inigualable. Agradece y también dice algo parecido a:

-Hemos decidido de común acuerdo…

Un DT más despedido en el fútbol argentino.

Cerca de allí, la escena se repite como un calco. Sólo el fondo del telón ha cambiado, es rojo. Y un anunciante más aprovecha el buen ojo de las cámaras y se predispone a lucirse cuál cartel de neón. Ibupirac se ha sumado a los tres de la anterior conferencia de prensa.

En un momento, entrenador y presidente del club dicen las palabras mágicas: “de común acuerdo”.

Otro DT más despedido en el fútbol argentino.

Los hechos son tan verídicos como calcados: Racing e Independiente han sido protagonistas del millonésimo capítulo de una novela que, generalmente los lunes, es vista en los escenarios deportivos desde hace unas décadas. Pero nunca echar a un técnico había gozado de esta sensación de guión tan bien armado al mismo tiempo, en lugares muy cercanos, a metros unos de otros y con las mismas intenciones, las de usar al periodismo para legitimar el mal mayor de nuestro fútbol profesional.

Es evidente que estamos a un tris de llegar a un hecho de realismo mágico que quizás ocurra en 2014 por estas tierras: que dos equipos anuncien en conferencia de prensa conjunta que han decidido expulsar a sus entrenadores. De esa manera el impacto mediático sería mayor, el rating se elevaría unas milésimas de nada, y los avisadores chochos por semejante ocurrencia publicitaria.

Ni Zubeldía, ni Brindisi se fueron de común acuerdo. He ahí el gran verso que absorben una vez más nuestros medios, por ahora incapaces de ver más allá de sus narices.

Los despidos son despidos, y ya sabemos cuánto hacen los “jefes de personal” de las empresas para mostrar en sus memorias y balances que no han despedido a nadie en las fábricas, pero que se han “desprendido” de unas cuantas decenas de trabajadores “de mutuo acuerdo”.

No se trata de volver a hablar de los dirigentes sin palabras, de las comisiones directivas que no son capaces de sostener a un entrenador, a un proyecto, a un plan. Sea el que sea. Así les va a ir, porque así paga el fútbol. Por eso seguiremos reclamando basta con el verso del común acuerdo, y que en la próxima conferencia sensacional que se les ocurra admitan la verdad de las verdades: los echaron a Brindisi y a Zubeldía.

Chacarita es el club de los amores de este cronista sanmartiniano, pero no de José de San Martín, sino del partido de San Martín. Allí andan mis colores, perseguidos por pedidos de quiebra de ex entrenadores, ex preparadores físicos, ex técnicos de Inferiores, despedidos de común acuerdo a quienes nunca se les pagó la deuda, ni los arreglos especiales a los que llegaban.

“Mutuo acuerdo” en el fútbol, es como “la casa está en orden” en la política. Sepámoslo.