Julio Grondona

Por Pablo Llonto. “No hay más plata para nadie”, dijo la semana pasada el hombre que más “dinero deportivo” derrochó y mal administró en las últimas décadas en el país. Responsable de todo el desastre económico y social de los clubes, Julio Grondona se acerca al final de su carrera de dirigente y al final de su vida, mostrando una promesa más de las tantas que hizo cual embustero en las fábulas de Esopo. Su incapacidad llegó a tal extremo que el fútbol argentino, uno de los más poderosos en convocatoria popular y talentosos jugadores, se hunde en la estadística de asesinatos, instituciones quebradas y evasiones e incumplimientos escandalosos. La falta de figuración en los podios, es otro rubro que suman, a tanto desaguisado, los interesados en los resultados. Nosotros no.

 

Pero esta vez hay mucho más para decir que los eternos reproches al Padrino. En 2014 se cumplirán cinco años de Fútbol para Todos y ya es suficiente tiempo para hacer un balance.

Muchos argentinos creen que el dinero del estado es para los buenos y también para los malos. Justifican todo ello en supuestas razones de igualdad. Boca y River son el ejemplo de ello: se han creído que por ser clubes con muchos socios y mucha tribuna llena, les otorga el derecho al pataleo por la bolsa mayor. Carecen de todo sentido solidario y sólo se preocupan por “su rancho”, que en realidad es su estancia. Los periodistas, seguidores de este concepto, no advierten que los principios de equidad deben regir en todas las relaciones humanas.

Así como en los impuestos rige (o debe regir) el principio de equidad tributaria, por el cual la distribución de las cargas y de los beneficios o la imposición de gravámenes entre contribuyentes debe “evitar cargas excesivas o beneficios exagerados”, lo mismo debe ocurrir en el fútbol.

Como en la vida, una carga es excesiva o un beneficio es exagerado cuando desconoce la capacidad económica de los sujetos pasivos. Menos debe pagar el que menos tiene. Menos debe recibir el que más tiene.

El dinero de Fútbol para Todos o de los beneficios que recibe la Selección Nacional no puede ser administrado por alguien que se ha dedicado a subsidiar a los más poderosos. Miremos a River, miremos a Racing, miremos a Colón. Centenares de miles de dólares para que los presidentes y tesoreros destinen buena parte de esas sumas a las compras de jugadores y a los millonarios sueldos de algunos futbolistas y porcentajes que se llevan empresarios de toda calaña.

Ponerle coto a tanto desmán, no es otra cosa que establecer nuevas reglas de reparto. El fútbol no es solamente la AFA y los clubes profesionales. El fútbol son miles de clubes desperdigados por todo el país que nutren al fútbol grande. Y los clubes de Primera tienen ya suficientes recursos como para andar succionando más de la teta de la AFA, que desde hace un lustro recibe leche estatal.

Ojalá alguien contemple esta botella al mar y se inicie el control de hierro sobre los pesos que salen de ventanilla por derechos de TV. Dijimos siempre que confiar en Grondona era un suicidio. Mucho más cuando este personaje nunca ha sido ni nacional ni popular.

Bastante tenemos con tanto privado que se queja del estado, y cuando da la vuelta a la esquina va y reclama en la primera puerta del estado que encuentra abierta.

“¡Se terminó la joda! No le presto más plata a ningún club. Les estamos dando pasto a Agremiados. El que tiene deudas no puede inscribir a los nuevos jugadores. Así que piensen que van a tener que poner a los pibes". Si este grito de Grondona, que los medios reprodujeron como pegado dentro de las oficinas de la calle Viamonte resultara cierto, habrá que ver por dónde pasa el destino de los fondos que acumulará, de aquí en más, el susodicho inepto. O lo mismo, el tal Julio.