D´ONOFRIO Y ANGELICI

Por Pablo Llonto. Los presidentes de River y Boca no son tan distintos. A poco menos de una semana de su triunfo electoral, Rodolfo D’Onofrio salió a cantar, en dúo con el titular boquense, el macrista Daniel Angelici. “El estado debe encargarse de sacar a las barras del fútbol”, coincidieron ambos, al final de uno de los años con más muertos en el fútbol argentino.

 

A tono con los incoherentes militantes de la política que cuestionan al estado, pero reclaman al estado; critican subsidios, pero piden subsidios; despedazan Fútbol Para Todos, pero quieren ver fútbol gratis, los presidentes de los clubes más populares, aprovechan la confusión mental que generan los grandes medios y ahora pretenden que el estado haga lo que ellos no hacen ni hicieron durante décadas.

Si hay barras en los clubes, es porque los clubes las cobijaron. Y en los clubes quienes mandan son los dirigentes.

Intentar tomarnos por tontos, y echarle la culpa al estado que ellos mismos maldicen (Angelici es un militante liberal que al igual que su jefe Macri bregó por privatizar hasta el aire en los 90) cuando todos sabemos que gran parte de los barras son:

A) Asociados del club.
B) Beneficiarios de entradas, dinero y concesiones de bufetes, gracias a las comisiones directivas.
C) Accionistas en los pases de futbolistas.
D) Sostenedores de campañas políticas internas de los clubes.

Si al único dirigente que al menos en un diez por ciento intentó echarlos (Cantero en Independiente) los demás dirigentes lo dejaron solo, imaginen ahora a todos los demás súbditos de Julio Grondona encolumnándose con los Angelici y D’Onofrio para echarle la culpa al estado. Son todos unos Mefistos deportivos.
El estado puede encargarse de los barras, claro que puede. La receta revolucionaria sería intervenir la AFA, intervenir las conducciones de los clubes, y poner militantes con mucha conciencia social que dirijan los clubes con democracia participativa y enormes restricciones al fútbol profesional, en beneficio de los otros deportes y de la comunidad toda.

Pero eso sólo va a ocurrir el día en que haya una revolución política en la Argentina. Algo de difícil horizonte mientras sigan bombardeando al estado hasta destruirlo. La conciencia política de buena parte del pueblo ha retrocedido en los últimos años producto del machacar incesante de los medios hegemónicos. Cuando el estado sale a controlar los precios, zas. Cuando el estado sale a subir impuestos a los ricos para darles a los más pobres, zas. Cuando el estado recupera Aerolíneas o las AFJP, zas.

Los slogans que nos enseñaban durante los años de la dictadura “achicar el estado”, se derraman por los labios de quienes ahora, en el deporte y con hipocresía, quieren “ayuda del estado” para sacar a los barras de los clubes.

Muy vivos ellos, muy vivos.

Por eso a los vivos, hay que denunciarlos.