UFC

Por Pablo Llonto. El relator elogia la destreza del luchador. Dice que ha logrado una obra maestra que permitió frenar un golpe del rival. El elogiado se llama Chris Weidman, cuya pierna izquierda ha servido de poste para que el brasileño Anderson Silva se parta la tibia izquierda en dos.

 

La transmisión ha llegado a la Argentina el sábado a la noche por las pantallas de América.

Primero nos brindaron un aperitivo: el repaso de anteriores luchas. Transmisión en inglés, subtitulado en español, y las imágenes de un estadio colmados de 13.500 sangrientos llamadores de la muerte

Para darle manija al plato de fondo que se viene, el periodismo utiliza las imágenes de la anterior pelea entre Silva y Weidman. Se ve a Silva en el suelo, luego de una piña de Chris Weidman que lo ha mandado a la lona. Totalmente desvanecido, el brasileño, a quien anuncian como La Araña, y aseguran que es el mejor de esto que llaman “deporte UFC”, recibe dos golpes más en su cabeza antes de que el árbitro detenga esta masacre.

La multitud brama. Es la promoción de la revancha. Encerrados en la típica jaula de leones romanos, los hombres se pegan hasta el cansancio. Buscan los dólares, la fama…y de paso en la Argentina se da publicidad a una actividad física a la que Dante Panzeri hubiese llamado Homicidio Legalizado, parte 2.

Homicidio Legalizado 1 era el boxeo para Panzeri.

¿De qué se trata esto que recibe las simpáticas siglas de UFC? Para los recién llegados a este espacio, se trata de una competencia para ver quién deja descerebrado primero a otro. Conocido hace más de dos décadas como el Vale Todo, los dos señores se dan rodillazos en los testículos, o las dos damas enjauladas se golpean hasta que una de ellas, con rostro sangrante, dice basta.

No hay periodistas argentinos en la transmisión. Por lo menos el sábado pasado no los hubo, aunque en otras oportunidades el multifácetico y pésimo comentarista Nacho Goano, se anotó también con su falta de lenguaje y de criterio, en esta aventura lindante con la edad de piedra.

Nos complacen desde la pantalla dos periodistas mexicanos y un brasilero (Fabricio Werdum) quienes deleitan a los argentinos con sus ácidos comentarios. Parecen saborear este retroceso de la civilización.

También duele que nuestra agencia Telam haya brindado lugar en la página deportiva a los elogios de Paloma Fabrykant al Vale Todo sin que nadie le retruque lo más elemental: el destino de esos comentarios debería recorrer las páginas judiciales o los avisos fúnebres.

Leer por ejemplo esta opinión de Paloma, duele: “Hoy las Artes Marciales Mixtas son el deporte de mayor crecimiento en el mundo, desplazando ampliamente al boxeo y generando más divisas en USA que clásicos como la NBA”. No es otra cosa que una promoción gratuita de la forma de vida estadounidense, ambiciosa, codiciosa e inhumana, que nada tiene que ver con los cientos de miles atletas argentinos que se educan con otra concepción de la vida.

El deporte argentino no merece semejante apología de la impunidad.