Carlos Bianchi

Por Pablo Llonto. ¿Publicarlo o no publicarlo? ¿comentar el sueldo de los entrenadores o no comentar? ¿To be or no to be? Las dolarizadas y elevadísimas cifras del contrato de Carlos Bianchi, reveladoras no de la astucia de Bianchi sino de la petulancia e impunidad de estos dirigentes, puso a los periodistas deportivos en el trance de la semana: se debe o no ventilar contratos que hablan de remuneraciones.

 

Luego vendría el segundo asunto en el que sumergieron, por horas y por días, avezados colegas de todos los rincones: si pueden o no los clubes atarse a semejantes cifras.

Escuchamos, entre tantos otros al ahora conductor de TV y antes arquero de la Selección, de River y de otras menudencias, Sergio Goycochea.

Indignado el hombre, como tantos otros. Su escasa capacidad periodística, sumado a su corporativismo extremo, lo mostró como a tantos (Diego Latorre decía cosas parecidas por la radio) dispuestos a defender el “secreto de estado” de los sueldos de los futbolistas y entrenadores.

Mal por ellos, y mal por todos/as aquellos/as que se llenaron la boca defendiendo “la privacidad” de los ingresos, olvidándose de la contracara de un salario, los gastos que representan para el fútbol argentino.

Sí, pero el fútbol argentino es un ámbito privado, dirán los sesudos escribas que han descubierto la pólvora. El estado no es parte allí, repiten cual cotorras.

Mal que les pese hay otros argumentos que derrumban esa visión capitalista de los asuntos. Y muy propia del periodismo ejercido por los defensores del sistema que permite que unos pocos se enriquezcan y que además decidan sobre qué tenemos que hablar el resto de los mortales, a quienes llamaremos asalariados.

Se trata de explicar tres cosas:

a.- Los clubes son instituciones sin fines de lucro, creadas en beneficio de la comunidad (vayan a leer cada estatuto de cada uno de los clubes en sus artículos 1 y 2) y que durante más de un siglo han recibido todo tipo de beneficios de los estados municipales, provinciales y nacionales. Es decir, como les gusta decir a los dueños del rating, “con la platita de todos”. Y todas, por supuesto.

b.-El fútbol hoy recibe del estado una cantidad de dinero como nunca recibió, destinado a clubes de todo el país para que mejoren su situación económica. El despilfarro de “los privados”, en cambio, ha permitido que se batan records de endeudamientos, déficits y falta de pago de sueldos.

c.- ¿De qué ley han sacado que el periodismo no puede hablar de estos temas y de tantos otros asuntos? De ninguna. Por ende, en nombre de la libertad, felicitaciones al cronista, o la cronista, que obtuvo el ansiado papelito. Y que siga ese camino.
Podemos seguir sumando acápites, como por ejemplo que Bianchi también posee una cuota de responsabilidad y de egocentismo, al eludir hablar del tema, como si los asuntos de dinero no tuviesen que ver con el fútbol. Porque también merece debate la remanida frase “bueno, pero los futbolistas y entrenadores se mueven en un negocio como el fútbol que permite generar millonarios ingresos”.

Buena hora para discutir si entonces no les deberían pagar a los hinchas por poner el cuerpo y sus imágenes gratis-gratis en tribunas y en las calles para que las cámaras de televisión, que les pertenecen a un puñado de inescrupulosos, los muestren en el mundo entero en cada evento, en cada espectáculo.

Pero lo nuestro es el periodismo, vinculado al deporte, y como tales nos preguntamos (ya que estamos) ¿ no será hora de que se conozcan también las cifras de los ingresos – registrados y no registrados- de los periodistas? Quizás en próximos días, cuando sepamos quiénes son los nuevos integrantes del Fútbol para todos, los nombres de quienes relatarán el Mundial, o los movimientos de pases entre radios y televisión para la nueva temporada, con Mundial de Brasil incluido, tengamos que exigir un poquitito más de transparencia. Porque aquí también es bueno aquello de la sabiduría popular: dime quién te paga y cuánto cobras y te diré quién eres.

¿O es que aquí también empezarán con el to be or no to be?