Por Pablo Llonto. De las grandes sombras del periodismo deportivo argentino, una todavía se agota en las páginas del multimedio Perfil. La editorial de Fontevecchia que habla de prensa libre y despide periodistas y fotógrafos o cierra medios de comunicación a la madrugada, cuenta entre sus oficiales a un diverso columnista que la semana pasada criticó a los hinchas nuestros como “la patria burra”.
Edgardo Martolio, antes del 4 a 3 del Barcelona frente al Real Madrid destrozó a quienes sueñan con un Messi extraordinario que lleve a la Selección Argentina a levantar la Copa en Brasil, bajo el argumento siguiente: “Un único jugador no gana un campeonato aunque creamos –por bastantes motivos– que Maradona solito ganó el ’86 y seamos injustos con Valdano, Burruchaga, Ruggeri y compañía”.
Martolio, luego de creer que llamando “drogadicto” a Maradona en su columna se convierte en un periodista valiente, pretende intelectualizar el fútbol bajo la lógica de las ilógicas estadísticas. Por ejemplo, habla de los Pumas como grandes fracasados por la suma de sus derrotas internacionales, y dice que Argentinos Juniors salió campeón cuando Maradona no estaba en el equipo.
Nadie sabe, ni leyendo sesenta veces el artículo de Perfil.com, cuál es la teoría de Martolio. Si pretendió decir que no sueñen los argentinos/as con ser campeones del Mundo sólo por tener a Messi, el pinchador de globos no sabe – quizás porque nunca estuvo del lado del pueblo – que las ilusiones de quienes viven en los rincones más humildes y hambrientos, amanecen en cada Mundial bajo el orgullo de un apellido. Lo fue Maradona, lo fue Ortega, lo fue Messi.
Cuando en 1978 Martolio trabajaba para Fontevecchia desde Europa y elogiaba a los verdugos de uniforme, su pluma combatía la democracia. Su esfuerzo para quemar la edición 90 de la revista La Semana no dio frutos. Y su nota ¿Cambió la imagen argentina en el Mundo? donde criticaba a los periodistas europeos que denunciaban las torturas, los desaparecidos y los crímenes de Videla, lo acompañará hasta el sepulcro.
Años después – en pleno siglo XXI- dirigiría desde sus oficinas de Brasil el diario Libre Deportivo, el medio de comunicación que cerró vía Skype luego de aplicar despidos y un Plan de ajuste que sostenía con su enorme retribución en dólares.
Messi no le dedicó el domingo sus tres goles a Martolio. Ni sabe quién es Martolio. Messi está más pendiente de la patria burra.
Porque la patria burra, la que sueña con cloacas y asfalto, o con ídolos que le brinden liberadoras alegrías cada cuatro años, sin leer a Martolio ni conocer de su existencia, de aquello que sí sabe es de yugos y de fútbol.